Gonzalo Marroquín Godoy
¿Cómo votarán los diputados por magistrados? ¿Seguirán con la tradición de votar a favor de la impunidad? Atención a esta elección en medio de la pandemia.
En su obra La tragedia de Hamlet, príncipe de Dinamarca, más conocida simplemente como Hamlet, el reconocido como el más grande escritor en lengua inglesa, William Shakespeare, dejó para la eternidad una frase que traigo a colación en este ENFOQUE: Ser o no ser, esa es la cuestión. Lo hago para referirme a la necesaria elección de magistrados que, por mandato de la CC, deben realizar los 160 diputados al Congreso de la República con voto a viva voz.
Aunque muchos no quieran aceptarlo –pero se sabe que así es–, la llamada clase política, esa misma que ha fomentado la corrupción, mediocridad y fracaso de todo el sistema político, pretende una de dos cosas: continuar con los actuales magistrados que han demostrado hasta la saciedad que son sumisos al poder político o, elegir nuevos magistrados con el mismo corte, es decir, comprometidos con la impunidad, que tanto daño le ha hecho al país.
En este momento de pandemia, cuando vemos que el sistema hospitalario ha colapsado y que no hay capacidad suficiente para enfrentar adecuadamente el covid-19, es bueno resaltar que uno de los daños que ha causado la galopante corrupción e ineficiencia de los políticos gobernantes de turno, es precisamente la caótica situación de todo el sistema de salud del país.
Incluso ahora, cuando vemos la gravedad de la situación, las carencias y graves riesgos que hay, nos enteramos por medio de la UNOPS y su Observatorio, que el sistema de salud nacional compra las medicinas necesarias para combatir el coronavirus, ¡cuatro veces más caras!, que el precio que se maneja a nivel internacional. Además, somos uno de los países con menos camas disponibles en hospitales nacionales por habitante. Esto, solo para tener presente el daño que causa al país, a usted, a mí y a todas las personas que están sufriendo o pueden sufrir por esta enfermedad. La corrupción tiene que ver con la deficiente atención por falta de recursos que reciben muchos de los contagiados.
Pero volviendo a la elección de magistrados, es claro que debe realizarse. Nos guste o no, hay que respetar el Estado de Derecho, y el mandato de la CC es inapelable. El Congreso debe cumplir con llevar a cabo la elección, dejando al margen a todos los candidatos señalados por el Ministerio Público (MP) y la FECI, por tener vínculos con las fuerzas oscuras que pretenden mantener el statu quo –es decir, que no haya cambio de rumbo– en la justicia guatemalteca.
Por supuesto que estoy entre los que piensa que aún con los menos malos, es decir, sacando de las listas de aspirantes a los señalados, las posibilidades de tener una gran Corte Suprema son remotas. Lejos han quedado tiempos en los que se podía escoger a profesionales del derecho de la talla del Dr. Edmundo Vásquez Martínez para presidir la CSJ, pero finalmente es lo que ahora tenemos.
Fue desatinada totalmente la pretendida reforma constitucional al sector justicia, propuesta por el presidente Alejandro Giammattei por varias razones –que expuse en un ENFOQUE anterior–, pero sobre todo, porque ¡otra vez!, estaría pisoteando un mandato de la CC y, por ello, irrespetando el Estado de Derecho, tan necesario para mantener a flote la democracia, que se basa en el respeto a las mayorías, la Constitución, y el andamiaje legal que se ha construido, por malo que sea.
Los diputados pues, tienen la obligación de proceder a esta elección. La ciudadanía, aunque agotada, confundida y hasta desesperada por la pandemia, debe exigir de los diputados que den su voto a favor de personas sin tacha, que tampoco quiere decir que sean los candidatos idóneos, pero al menos pueden tener menos vínculos con quienes quieren mantener el manto de impunidad.
Después de salir de esta elección, y cuando pase la emergencia sanitaria por el coronavirus, entonces sí se puede hablar de poner a discusión social las manoseadas reformas, porque es claro que el sistema se ha agotado, aunque en realidad la culpa es de quienes manipulan las comisiones de postulación y la pandilla de diputados que se suman a los fines perversos que apuestan por la impunidad y no por Guatemala.
¿Ser o no ser? ¿Ser correcto o no serlo? ¿Ser de la pandilla o estar contra ella? ¿Votar por Guatemala o votar por intereses oscuros? No debiera haber gran dilema, pero la cuestión es: ¿Qué hará cada diputado? To be, or not to be… Estemos atentos para verlo y, si fuera necesario, denunciar a quienes prefieran impunidad que desarrollo; impunidad que justicia; impunidad que salud; impunidad que vida; impunidad que desnutrición.