La voz del pueblo se hace escuchar. Votos nulos, en blanco y a favor de Bernardo Arévalo suman cerca de dos millones: aires de democracia resoplan sobre Guatemala».
Gonzalo Marroquín Godoy
Por muchos factores, las protestas ciudadanas están ausentes en Guatemala desde hace demasiado tiempo, pero silenciosamente la voz del pueblo se hizo escuchar en las elecciones de este domingo para decir ¡BASTA YA! a un sistema que se ha convertido en foco de corrupción al amparo de la impunidad, con la engañosa bandera del nacionalismo y las libertades, cuando estas últimas no se respetaban.
Cerca de dos millones de guatemaltecos votaron en contra de ese sistema. La mayoría de ellos lo hizo por medio del voto nulo o blanco, pero 650 mil ciudadanos depositaron su voto por Bernardo Arévalo y Semilla, convirtiendo a este movimiento en una fuerza importante para hacer frente al imperante y nefasto sistema. Esos votos representan el rechazo a seguir por el derrotero en el que el oficialismo –con sus aliados y mafias– han llevado al país.
Ni encuestas o analistas políticos –entre los que me incluyo–, vieron venir el crecimiento de Arévalo y su partido, que ahora tienen grandes posibilidades de salir triunfadores en la segunda vuelta, tomando en cuenta que Sandra Torres representa y ha sido parte de ese sistema, que ha terminado asqueando a tantísimos guatemaltecos, dentro de los qué, por supuesto, me incluyo.
No han pasado muchas horas y la maquinaria del sistema se ha puesto a trabajar en las redes sociales. Ahora pretenden confundir al pueblo diciendo que Arévalo y Semilla representan “el comunismo”, la “izquierda radical”, y aseguran que Guatemala se puede convertir en “otra Venezuela”. Esa será la estrategia de Torres y todos los aliados del sistema para desprestigiar a quienes pueden sacarles del poder por la vía democrática.
Bernardo Arévalo es hijo del expresidente Juan José Arévalo y está a punto de lograr una hazaña parecida a la que hizo su padre después de que cayera la dictadura ubiquista en 1944. Aunque lo conozco poco, estoy seguro de que no es una persona radical, pero sí alguien con conciencia social. Creo que es una persona respetuosa de los valores democráticos, que incluyen el respeto a las libertades.
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No debemos olvidar que el oficialismo y sus aliados han sido los responsables del nivel de impunidad que se ha creado, cuando el poder político convirtió en marionetas a las instituciones del sector justicia, al controlar una a una la Corte Suprema de Justicia (CSJ), la Corte de Constitucionalidad (CC), el MP, y hasta la Procuraduría de los Derechos Humanos. Arévalo ha sido testigo cercano de todo esto en su papel de diputado de oposición en el Congreso, lugar donde se cocinan muchas de las recetas antidemocráticas del sistema imperante.
El oficialismo y sus aliados jugaron varias cartas en estas elecciones, entre las que destacaban tres: Sandra Torres, Manuel Conde y Zury Ríos. La hija del general Efraín Ríos Montt pareció ser durante mucho tiempo quien tenía más posibilidades, pero su cercanía al sistema y los grupos radicales, como la Fundación Contra el Terrorismo (Fundaterror), la terminaron de hundir.
La batalla contra el sistema no ha terminado. A menos de dos meses los guatemaltecos debemos votar, definitivamente, entre el continuismo o probar una nueva corriente. Muchos de quienes votaron nulo o en blanco lo hicieron para repudiar al sistema. El 20 de agosto podemos votar para terminar con el continuismo de la corrupción y empezar a tener una era diferente en el país, en donde, con respeto a las libertades, se pueda buscar el desarrollo socioeconómico y terminar –ojalá– con la ridícula confrontación ideológica que fue manipulada por el oficialismo para dividir y confrontar a los guatemaltecos.
Si bien Sandra Torres sobrevivió en la primera vuelta a la catástrofe que golpeó al sistema, en la segunda vuelta puede sumarse al grupo de grandes perdedores de esta contienda electoral. No hay que olvidar que el sistema hizo todo lo posible por allanarles el camino a los candidatos del oficialismo, pero finalmente no ha logrado su cometido.
Mucha preocupación debe privar en quienes llegaron a pensar que el sistema se mantendría, que solamente habría un cambio rutinario de estafeta y que las cosas seguirían igual. Claro, la tarea ahora no es sencilla. Hay que dar pasos en la dirección correcta y el pueblo debe estar dispuesto a respaldar los cambios, porque la resistencia del poderoso sistema continuará, porque se aferran al poder, a la corrupción y, finalmente, se aferran a mantener la impunidad.
Paso a paso. Por ahora, el siguiente paso será la segunda vuelta electoral el 20 de agosto. Hay que consumar lo que ha empezado. ¡Qué viva la libertad! ¡Qué acabe la corrupción! ¡Qué vuelva justicia! ¡Qué viva nuestra Guatemala!
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