Gonzalo Marroquín Godoy
A tres horas de camino desde ciudad de Guatemala, se encuentra la Laguna de Atescatempa, Jutiapa, muy cerca de la frontera con El Salvador. Este era un reservorio de agua que cubría más de 5.5 kilómetros cuadrados, y digo “era”, porque por efecto del cambio climático y el calentamiento global que afecta al Planeta, ha desaparecido y ahora apenas si parece un charco grande en medio de tierra seca. (ver: http://cronica.gt/efecto-cambio-climatico-laguna-de-atescatempa-desparece/).
Esto para hablar específicamente de nuestro país, pero los efectos que se pueden ver son más alarmantes de lo que hasta ahora se ha dicho. Groenlandia ha perdido gran parte de sus glaciares, en Bolivia, se ha secado –igual que la laguna de Atescatempa– el gran lago Poopó, que era el segundo más grande del país. La lista de casos que confirman el calentamiento global es ya –tristemente– interminable.
Presidente de EEUU se muestra insensible
ante evidencias que deja el calentamiento global.
Negar lo que está sucediendo puede ser por varias razones: desconocimiento; torpeza; falta de interés; comodidad o; intereses económicos muy grandes.
Quiero utilizar dos frases que ha pronunciado Trump en torno al calentamiento global, y cualquiera puede ponerle una –o más– de las etiquetas (razones), mencionadas anteriormente por negar una realidad que afecta tremendamente a la humanidad. Esto ha dicho Mr. Trump:
- El concepto de calentamiento global fue creado por y para los chinos, para volver a la industria manufacturera estadounidense no competitiva.
- El primer problema que tiene el mundo es la guerra nuclear, no el calentamiento global…
Durante un debate con Hillary Clinton le respondió a una pregunta sobre calentamiento global lo siguiente: Nueva York está congelado, lleno de nieve, ¡necesitamos! calentamiento global.
Desde mi punto de vista, Mr. Trump reúne una mezcla de razones para creer que no es un problema el calentamiento global y que por eso, EEUU no respalda el Acuerdo de París. Veamos. No ha demostrado tener una cultura general profunda, por lo que puede decirse que tiene desconocimiento. Si bien para algunas cosas ha demostrado ser astuto, carece de habilidad política. Tampoco tiene interés en el tema y sus intereses económicos son más elevados que sus estándares como humanista.
Para el Planeta, el problema es que Mr. Trump es presidente de Estados Unidos, la Nación más poderosa e industrializada del mundo, y también una de las que más impacto tiene en el cambio climático. Su decisión, entonces, es tremendamente negativa, aunque me atrevo a decir que tendrá muchas presiones para reconsiderar su actitud, porque incluso dentro de ese país, hay fuertes corrientes y muchísima población, que está a favor de que se tomen medidas para detener el calentamiento global.
Principié esta columna con un caso local, para mostrar que el calentamiento global nos golpea a todos, no solamente a las grandes potencias industrializadas. global. No se crea que Mr. Trump puede salirse fácilmente del Acuerdo de París –tiene obligación de permanecer hasta 2020–, pero lamentablemente, como suele suceder con este tipo de pactos internacionales, dejan la posibilidad de que cualquiera de los países pueda ignorarlo, que es lo que –en efecto– pretende hacer Mr. Trump. Ojalá, eso si, que no se sumen otras potencias industrializadas o no, que contribuyan al calentamiento global, y vean en la actitud de este presidente atípico, el camino para evitar compromisos a favor del ambiente.
Esta decisión tendrá un efecto negativo también en la política exterior estadounidense, ya bastante deteriorada por su actitud proteccionista, que incluso le ha llevado a una confrontación con aliados tradicionales de Washington, como son Alemania y Francia.
Mr. Trump sigue creando a su alrededor arenas movedizas.