El oficialismo y sus aliados no tienen ni el recato de aparentar que hacen bien las cosas. El descaro es mayúsculo. Basta ver la corrupción y el esfuerzo por mantener impunidad.
Gonzalo Marroquín Godoy
Termina una semana lúgubre para Guatemala. Termina una semana que desnuda la dura, triste y preocupante situación que vivimos. Termina una semana en la que el oficialismo y sus aliados nos demostraron claramente que a ellos: ¡LES PELA! Sí, les pela lo que digamos, les pela lo que pensemos o sintamos, les pela lo que el país necesita, simplemente todo ¡LES PELA!
El lunes me impactó una investigación más de elPeriódico, la cual mostraba con hechos –insisto: con hechos–, la forma en que funcionan 13 empresas vinculadas entre sí, todas ellas relacionadas de una u otra manera con el presidente del Congreso, el líder del oficialismo en el Legislativo, Allan Rodríguez. Un excelente trabajo periodístico de 3 o cuatro páginas, con lujo detalles.
¿Qué pasó? ¡Absolutamente nada! A Rodríguez, ¡Le pela! A la Comisión Presidencial Contra la Corrupción, que debiera escandalizarse e investigar un caso como este –la mayoría de contratos son con Covial, del ministerio de Comunicaciones–, ¡le pela! Al presidente Alejandro Giammattei, le viene guango. Ni modo, la fiesta continúa, es una danza de cientos de millones de quetzales que, no me cabe duda, dejan jugosas mordidas para muchos funcionarios en el camino. Por eso, ni se investiga.
Todavía me daba vuelta en la cabeza esa noticia, cuando el martes por la noche me entero en la redacción de Crónica que en el Congreso hay carreras para todos lados de muchos diputados. El oficialismo y sus aliados pusieron en movimiento los engranajes para hacer una juramentación express, del todavía juez Mynor Moto, a quien quieren llevar, a puro tubo, como magistrado de la Corte de Constitucionalidad (CC), para cerrar así el círculo de la impunidad en el país.
Mientras la elección de magistrados a la Corte Suprema de Justicia (CSJ) y de sala, lleva ya más de un año de retraso en el Congreso –porque le conviene al oficialismo y sus compinches–, para juramentar a este controversial personaje y llevarlo a la sala constitucional, corrieron como pocas veces. Y todo para enviar a la CC a alguien que, en corrillos del Organismo Judicial, se le conocía como el juez preferido de los corruptos.
La OEA, tibia como es siempre, presentó el mismo día martes un informe sobre los hallazgos que encontró en el país la misión que vino a pedido del propio Giammattei, cuando insinuó en noviembre pasado que, tras las manifestaciones ciudadanas –reprimidas por las fuerzas de seguridad–, había un intento de golpe. Eran babosadas en realidad. No había más que una de las aisladas explosiones sociales que tanta falta hacen ahora.
Pero esa misión les dijo que hay fuerte percepción entre la sectores de la sociedad, sobre corrupción e impunidad. ¡Ni modo! Con todo lo que está pasando, no es percepción… es realidad.
Hubo muchas notas más. La Corte Suprema, esa que el Congreso no quiere quitar, da luz verde para que los políticos puedan optar a ser magistrados de la CC, se sabe que un primo del ministro de Comunicaciones administra los fondos de Covial, sin ser funcionario y, finalmente, Transparencia Internacional nos dice que Guatemala es uno de los países más corruptos del continente.
Curioso, los países más corruptos muestran también altos índices de pobreza y falta de oportunidades. ¿Coincidencia? Claro que no, es la misma consecuencia. Pero ya sabemos, a ellos ¡LES PELA!