Gonzalo Marroquín Godoy
La maña puede ser destreza o habilidad; la de este partido político ha sido más bien vicio y mala costumbre
La Unión Nacional de la Esperanza (UNE) es el partido más grande del país, pero es tan lleno de mañas y engaños, que resulta tan poco confiable como la mayoría de organizaciones que funcionan dentro de nuestro fallido y corrupto sistema político, en el que hemos visto morir a casi todos los grupos que han gobernado.
Entre las muchas cosas malas que arrastran los partidos en Guatemala, está el caciquismo que ha dominado la mayoría. Si no, basta con recordar que el MAS era propiedad de Jorge Serrano, como luego lo fueron el PAN de Álvaro Arzú, el FRG del general Efraín Ríos Montt, la Gana se crea para Oscar Berger, el PP para Otto Pérez, Líder para Manuel Baldizón, y la UNE que, si bien se forma para llevar a Álvaro Colom a la Presidencia, la figura fuerte del partido ha sido siempre Sandra Torres.
Y es este partido al que me refiero en esta ocasión, porque su bancada, encabezada por Carlos Barrera, anuncia su intención de impulsar una ley en el Congreso para debilitar la independencia del Ministerio Público (MP) y, particularmente, la figura del o la Fiscal General. La iniciativa pretende devolver al presidente de la República la potestad de quitar del cargo al Fiscal General, como antes ocurría con cada cambio de Gobierno. Claro, los presidentes querían tener un jefe del MP afín, sumiso y sin autonomía.
Por supuesto que es una jugada para debilitar la institucionalidad del sector justicia. Se plantea precisamente en una coyuntura en la que se han hecho evidentes las debilidades que tiene el sistema de elección de magistrados por medio de las comisiones de postulación, pero sobre todo, se trata de la continuidad de este partido en seguir manipulando el poder a su anteojo, aún cuando se encuentra en medio de una tormenta.
¿Será exageración de mi parte calificar a la UNE de partido mañoso? Veamos algunos ejemplos de lo que han hecho en el pasado. No hay que olvidar la forma clientelar como se manejaron los programas sociales durante el período que el partido gobernó (2008-2012). Se creó una base de beneficiarios, con el fin de tener familias completas votando por el partido. Creo que esa manipulación de los programas le ha servido para mantener una importante cuota de poder social hasta la fecha.
Luego la propia Sandra e ideó con maña su divorcio para poder ser candidata, pero falló en su intento. En la siguiente campaña electoral se recurrió hasta el vulgar fotoshop para hacerla parecer bonita, en las vallas y publicidad, con fotos retocadas. ¡Hasta en eso las mañas! La lista es larga. Manejo de fondos, cambio de posiciones según el público –de populismo de izquierda con el pueblo, a un socialismo liberal con los empresarios–.
En el Congreso la bancada ha sido también mañosa. Vota a conveniencia con el Pacto de Corruptos, o se abstiene para aparentar posiciones más independientes. Ahora mismo, con esa nefasta iniciativa, lo que pretende es embaucar a sus aliados pro corrupción, con el fin de seguir debilitando la poca institucionalidad que queda en el maltrecho sistema de justicia del país.
Recordemos que Torres está en la cárcel por financiamiento no reportado, pero espera que la jueza Claudette Domínguez le de medida sustitutiva o que la Corte Suprema de Justicia (CSJ) –su corte, como ella la llama entre amigos– la beneficie más adelante con algún amparo que interponga para lograr su libertad.
Debilitar al MP no es más que beneficiar a la clase política corrupta. Es hacer dependiente al Fiscal General, sabiendo que puede ser removido y, con ello, se estaría volviendo a la dependencia presidencialista. Ya suficiente es que el gobernante sea quien lo nombre, aunque escogiendo entre una lista que recibe de las manipulables comisiones de postulación.
Aunque algo se había avanzado en la lucha contra la impunidad, el endeble andamiaje construido se está resquebrajando rápidamente y la UNE pretende acelerar el retorno a la intocable vieja política, en la que los partidos –si, esos mismos que han evidenciado el fracaso del sistema como está–, siguen siendo los que marcan el paso del país. Ese paso que nos mantiene sumidos en la pobreza, la desesperanza y la corrupción.
Ojalá que la iniciativa de la UNE reciba el repudio de la ciudadanía, esa misma ciudadanía que ya le ha negado dos veces a Sandra Torres la Presidencia.
No me atrevería a decir que la UNE es el partido más mañoso, porque puedo equivocarme, pues son muchos los que conspiran –como los uneístas– para beneficiarse y están contra el bien común y el desarrollo de Guatemala. Barreda, Torres y compañía se siguen mostrando de cuerpo entero. Ellos quieren debilitar al MP y luego ser determinantes en la elección de los magistrados, así se aseguran un sistema de justicia dócil y al servicio de la clase política.
¿Hasta cuándo vamos a soportar estas actitudes de los políticos, que debilitan la democracia?