Gonzalo Marroquín Godoy
Cientos de miles de guatemaltecos se han volcado en ayuda o voluntariado para colaborar con los damnificados de la tragedia provocada por el volcán de fuego. Escenas de heroísmo de bomberos y socorristas se han visto, al extremo que tres de ellos han muerto tratando de ayudar en medio de un suceso que aún hoy, a siete días de ocurrido, no se sabe exactamente su magnitud porque el número de muertos puede ser de cientos y los daños materiales ascenderán a miles de millones de quetzales.
Hay familias que han perdido a decenas de parientes. Hay padres que perdieron a sus hijos e hijos que vieron morir a sus padres o todavía los lloran en medio de una búsqueda desesperada.
De nuevo cierran filas grupos de diputados que buscan beneficiarse con ley y defender el estatus quo. El oficialismo a la cabeza.
Ese es el escenario de Guatemala al día de hoy. El Insivumeh ha advertido que el peligro no ha pasado y advierte que el desastre podría incluso ser mayor, por lo que recomienda tomar medidas y estar alertas.
Dolor, muerte, solidaridad, amor verdadero hacia Guatemala y los guatemaltecos. Eso viven y sufren más del 95% de chapines. Pero en el Congreso esa realidad no existe para un grupúsculo de diputados que han visto en la tragedia la gran oportunidad para impulsar en las sombras, reformas legales que les beneficien y les permitan –según ellos– continuar con el ambiente de corrupción e impunidad y prolongar la existencia de la misma clase política que tiene sumido al país en la pobreza, confrontación y falta de oportunidades.
Es contradictorio que el líder principal del partidito FCN-Nación –que por cierto debiera ser cancelado–, el presidente Jimmy Morales, se somate el pecho y proclame tres días de duelo nacional, mientras sus diputados en el Congreso impulsan iniciativas para autoprotegerse junto a sus aliados –la UNE incluido, porque para esto no es “oposición”–.
Los diputados pretenden modificar el delito de financiamiento electoral ilícito, con lo que estaría beneficiando a los secretarios generales de los partidos –por supuesto, también al presidente Jimmy Morales–, y facilitar nuevamente el famoso transfuguismo, uno de los símbolos que han marcado la corrupción interna de los parlamentarios durante las últimas décadas.
Todo esto ocurre ¡vergonzosamente! en medio de la tragedia mencionada. Mientras la mayoría de guatemaltecos quiere preocuparse y ocuparse de ayudar y colaborar con los damnificados, los “representantes del pueblo” –¡babosadas!–, se aprovechan de la coyuntura para poner en marcha su Pacto de Corruptos II. Si esto es inaceptable en cualquier momento, hacerlo ahora es vergonzoso y deja al desnudo –una vez más– la clase de estos diputados.
Recuerdo que el papá del presidente del Congreso, Álvaro Arzú, se rasgaba las vestiduras repitiendo “los que amamos verdaderamente a Guatemala” … y bla, bla, bla. La pregunta es: ¿estarán mostrando algún grado de amor por la Patria estos politiqueros que actúan a espaldas de los intereses de la Nación?
Ahora bien, no es la primera vez que estos diputados utilizan este tipo de artimañas, aunque ahora se han excedido al máximo. Para la aprobación del Pacto de Corruptos I, intentaron algo parecido, aprovechando la proximidad del feriado del 15 de septiembre, nada menos que el Día de la Patria. Era 13 de septiembre cuando aprobaron las reformas al Código Penal, con la que se beneficiaba a todos los corruptos, pero también a los delincuentes extorsionistas y asesinos, entre otros.
Creyeron que la población no reaccionaría, pero de inmediato se dio la respuesta y tuvieron que dar marcha atrás con las vergonzosas y viles reformas.
Pero esta vez se han excedido en su abuso. Siguen repitiendo –porque así lo dicen una y otra vez en entrevistas–, que son “representantes de sus electores”, pero se olvidan de la enorme responsabilidad –que jamás han honrado– que tienen de legislar en beneficio de la población en general, y no en beneficio propio o particular.
No en balde el Congreso de la República –que debiese ser la institución más representativa– se ha convertido en la más desprestigiada. Si, los diputados no cuentan con el respaldo de la población, y no es malo hacer un llamado desde ahora para ver y aprender los nombres de los diputados que participan y han participado en los pactos de corruptos I y II, para que en las elecciones del próximo año no se vaya a votar por ninguno de ellos.
Ignorar la tragedia ¡no tiene madre!. Al menos sirve para que hasta aquellos que defienden el entorno de impunidad, se den cuenta del extremo al que puede llegar esta clase política.
Como lo he escrito antes, no es un tema ideológico. La UNE se unió al Pacto de Corrutos I y lo hace de nuevo en el segundo capítulo. No es de cuestión de ideologías, es cuestión de ser corruptos o no. Los corruptos están en el mismo canasto y seguirán estando…