No basta con decir que se es honesto y transparente… ¡hay que demostrarlo! La selección de magistrados debe hacerse de tal manera, que se garantice la independencia de la CC.
Gonzalo Marroquín Godoy
El Ejecutivo, la Corte Suprema de Justicia (CSJ), el Congreso, la Universidad de San Carlos (USAC) y el Colegio de Abogados (CANG) están en la picota. De esas instituciones depende el futuro de la CC y, en buena medida, de la justicia en el país. Se está librando una batalla entre las fuerzas que quieren que se combata la corrupción y la impunidad, y quienes desean que el nefasto sistema político imperante siga manipulando la justicia en su beneficio.
Hasta ahora, se han alineado los tres poderes del Estado para impulsar que el poder político, las mafias y el crimen organizado, sigan controlando a jueces y magistrados a su sabor y antojo para mantener impunidad. Por eso quieren controlar la CC, que debe asumir en abril próximo, pues no pueden aceptar que sea contrapeso del poder que ahora tienen. La independencia de los magistrados les vale madre.
Pedir que estas cinco instituciones, voluntariamente, se comporten a la altura de lo que Guatemala necesita, es como pedirle peras al olmo. Es fácil detectar que se resisten a escoger candidatos idóneos, simplemente no quieren abogados que sean honestos, independientes, comprometidos con el respeto a la Constitución, y con el deseo de servir al país.
La buena noticia es que grupos ciudadanos, movimientos pro-justicia, comunidad internacional y prensa independiente, han puesto sus ojos en este proceso y se exige total transparencia. Sin duda se señalará cualquier anomalía. ¡Están bajo el ojo fiscalizador! Por supuesto, estoy claro que a estas instituciones ¡les pela!, pero al menos se dará la batalla por tener una CC menos manipulable.
No es fácil encontrar quién le ponga el cascabel al gato, pero es evidente que se hará el esfuerzo. En el caso del Ejecutivo, ha saltado a la palestra el vicepresidente Guillermo Castillo, quien el lunes le ha pedido al presidente Alejandro Giammattei que promueva una selección de magistrados transparente y que no vaya a caer en la tentación de hacerlo a su sabor y antojo, buscando su interés particular.
El vicepresidente Castillo puso el dedo en la llaga: hay que hacer un proceso transparente y responsable. Debe llevarse a cabo de cara al pueblo e involucrar con seriedad al gabinete de ministros; que no sea una selección presidencial y que luego refrende dócilmente su equipo ministerial. Es demasiada responsabilidad para que se haga arbitrariamente y no se haga con visión de Nación.
Para quienes no lo sepan, el oficialismo y sus aliados están controlando esta elección. Esperan que los nombramientos del Ejecutivo, Congreso y CSJ aseguren la impunidad –los tres votos clave–, pero tratan también de influir en el CANG y en el Consejo Superior Universitario, para asegurar que las cosas salgan siempre como ellos quieren.
La pregunta del millón: ¿les importará, aunque sea un poco, la presión ciudadana, de la prensa y la comunidad internacional? Lo bueno es que algunos de los postuladores, por actuar sucio, podrían hasta perder su visa de los USA y quedar en evidencia que están del lado de la corrupción y la impunidad.
Giammattei, con sus aliados diputados y magistrados, deben saber que pueden escoger mal… pero habrá consecuencias.