ENFOQUE: El cartón de “lotería electoral” presenta una gama curiosa de personajes y muchas dudas


Todo indica que esta vez se romperá la nada sana marca de 19 binomios presidenciales, impuesta en 1995 y repetida en el año 2019.

Gonzalo Marroquín Godoy

Piense en cualquier personaje pintoresco y lo encontrará en la gama de candidatos a la presidencia y vicepresidencia que se someterán a votación en las elecciones previstas para el 25 de junio próximo.  A la fecha, hay al menos 21 binomios proclamados por organizaciones políticas, con todo tipo de aspirantes, aunque con poca participación de mujeres (apenas cinco entre 42).

Tres hijos de expresidentes, exdiputados y diputados, un exvicepresidente, exdiplomáticos, exalcaldes, indígenas –solamente dos–, exfuncionarios, una exprimera dama, un cómico –aunque no simpático–, desconocidos, y muy pocos con trayectoria palpable, pero sin duda ambiciosos, soñadores y muchos ilusos.

Los hay oficialistas y opositores, aunque estos últimos corren el riesgo de quedar fuera de la competición por mandato del obediente TSE.

Repasando brevemente lo sucedido en cada contienda electoral desde 1985, vemos que aquella ocasión fue la última en la que los guatemaltecos pudimos escoger entre un número razonable: ocho candidatos y todos conocidos.  Luego vino la primera locura con 19 en 1990, 11 en el 99 y 2003, 14 en el 2007, 10 en el 2011, 14 en el 2015, 19 otra vez en 2019 y esta vez, cuando superaremos la barrera de los 20. ¡Una locura!

Por cierto, los presidentes con menor votación en primera vuelta han sido Jimmy Morales (23%) y Alejandro Giammattei (13%).  Ambos tuvieron un buen comportamiento en la segunda vuelta, porque Sandra Torres tiene una capacidad increíble para sumar anti votos y hace explosionar a sus rivales en una segunda votación.

De acuerdo con el cronograma electoral presentado por el Tribunal Supremo Electoral (TSE), la campaña electoral apenas abre el 26 de marzo, por lo que, los muchos aspirantes a cargos de elección popular, tendrán solamente tres meses para dar a conocer sus ideas, pensamiento y planes, todo bajo un pésimo concepto de control de la propaganda por parte de la autoridad electoral, más dada a sembrar dudas que en aclarar el ambiente imperante. Y el pobre elector, abrumado entre tanta palabrería.

Seguramente veremos algo parecido a las últimas elecciones: el resultado será favorable para aquellos candidatos que son más conocidos.  Tal vez sería mejor en esta ocasión hablar de presidenciables, porque pareciera que casi todos han considerado que el vicepresidenciable es un acompañante de poca monta, pues la gran mayoría de ellos son inodoros, incoloros y absolutamente desconocidos.

Entre los candidatos presidenciales, los mas reconocidos son quienes ya han tenido participación en elecciones anteriores y eso les concede ventaja.  En el ambiente han flotado muchas cábalas, pero la única que se ha cumplido siempre a cabalidad es la que dice que el partido oficial no repite.  Esta vez será lo mismo, pues además del desgaste de hacer Gobierno, Vamos tiene un binomio que difícilmente levante vuelo.

Se decía que quien queda en segundo lugar gana la siguiente, pero Manuel Baldizón y Sandra Torres se encargaron de romper esa cábala, surgida tras las victorias consecutivas de Alfonso Portillo, Oscar Berger, Álvaro Colom, y Otto Pérez.  Todos ellos fueron segundos en una ocasión y ganaron cuatro años después.

En mi opinión, este sistema político multipartidario, sin organizaciones políticas serias, ninguna con ideología conocida y sin prácticas democráticas en la selección de sus candidatos, no es más que la trampa que la clase política dominante ha creado para mantenerse en el poder reciclándose periódicamente.

Cuando se miran los listados para diputados y corporaciones municipales, se puede aplicar a un votante chapín serio el chiste aquel que dice así: Dos amigos se encuentra en vísperas de las elecciones generales y uno le pregunta al otro: — ¿Por quién vas a votar entre los 21 candidatos que tiene la papeleta? El otro le responde: — Muy sencillo, votaré por Alí Babá.

Su amigo, le cuestiona: — ¿Qué… qué? — Si, muy sencillo, porque es el único que tiene ‘apenas’ 40 ladrones.

Se ha vuelto común escandalizarse al ver a quienes rodean a los flamantes candidatos.  No hay que olvidar que muchos de los cargos se ponen a la venta en los partidos y por eso el Congreso funciona como caja de resonancia de los mandatos del oficialismo, de donde se desprenden todos los negocios gigantes que engordan las finanzas de los políticos y sus aliados, sean estos empresarios, mafias, militares o demás.

Esta actividad –la política–, se ha vuelto una forma de enriquecimiento que tiene en el erario nacional su fuente de nutrición permanente.  Por eso no debe escapar de nuestra vista que son muchos los que quieren seguir mamando de ella.

Si resulta bochornoso ver la lista de los binomios, peor es cuando se agregan los listados de candidatos a diputados, alcaldes y corporaciones municipales, sin olvidar el Parlacen, llamado a ser cada vez más un lugar al que llegan arrimados, parientes, financistas y demás, de los partidos políticos.  Ser candidato al Parlacen es una forma de recibir algún pago de la cúpula partidaria. 

En fin, es una pena que, en vez de caminar cada cuatro años hacia alegres elecciones, apenas podemos decir que vamos a jugar una lotería, esa que deja al azar lo que pueda suceder en el país. Ojalá en el cartón haya –al menos­– un Alí Babá. Ese sería un gran paso adelante.

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