ENFOQUE// Como todo en el país: desatendido el problema del agua

Gonzalo Marroquín Godoy

En el año 2000 se creó el ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), encargado –en teoría– de crear políticas de protección ambiental y verificar su cumplimento, entre otras muchas atribuciones específicas.   Se trataba de una iniciativa merecedora del aplauso de la sociedad, toda vez que el país necesitaba un ente rector que ayudara a detener el acelerado deterioro de nuestro entorno natural.

Lamentablemente han transcurrido casi dos décadas desde entonces, tiempo que solamente ha servido para comprobar que el problema no son las instituciones, sino los funcionarios que las convierten en ineficientes y onerosas. Si se le pregunta a los burócratas y a quienes han pasado por esa cartera, hablarán de grandes logros, pero en la práctica se puede decir con claridad absoluta: los resultados reales están a la vista y el deterioro ambiental del país es grave.

Mañana se conmemora el Día Mundial del Agua, una fecha que nos debe llamar a la reflexión a todos… ¿y a las autoridades?

Uno de los ejemplos más claros está en el agua, ese recurso que cada vez es más escaso en el Planeta y sin el cual el hombre no puede ­–así de simple– sobrevivir. Veamos algunos hechos que son irrefutables, pues son respaldados por datos oficiales o de instituciones académicas serias que se preocupan y estudian la situación existente en el país:

  • El 90% de las fuentes de agua –una cifra que sube o baja un poco según cada estudio– están contaminadas, lo que hace que se desperdicie hasta un 95% del líquido.
  • Guatemala es uno de los dos únicos países latinoamericanos –el otro es El Salvador– que no tiene una Ley de Aguas.
  • Desde 2006 existe, sin entrar en vigor, el decreto 236-2006 que obliga a las municipalidades a regular de manera eficaz la descarga de aguas a ríos y lagos solamente por medio de plantas de tratamiento.
  • La laguna de Atescatempa, en Jutiapa, ha quedado casi sin agua tras diez años de sequía. Esto es una muestra de los efectos que provoca el cambio climático.
  • Los ríos son desviados muchas veces de su curso natural, para satisfacer intereses puramente comerciales. El impacto ambiental es brutal y se afecta a las comunidades.
  • En la ciudad capital y alrededores se abren pozos por todos lados, sin ningún tipo de control o restricción.

Una prueba de la incapacidad abrumadora del ministro de Medio Ambiente, Alfonso Alonzo, es la vergüenza nacional que hemos vivido por las denuncias de Honduras sobre la gigantesca contaminación –porquería en realidad– que llevan a su territorio los ríos provenientes de Guatemala, particularmente el Motagua.

¿Un problema heredado? Por supuesto, si ninguno de sus antecesores hizo tampoco nada sobre ese particular.

Mañana se conmemora –no se celebra, porque no tenemos nada que celebrar– el Día Mundial del Agua. En estos días, el Foro Mundial del Agua ha urgido a los organismos internacionales a que se discuta sobre la crisis mundial del agua, que la tenemos ya frente a nosotros.

No faltará quien diga que es una exageración de los ambientalistas, pero la verdad es que en Guatemala los hechos dejan poco margen de interpretación. Recuerdo que durante la guerra, allá por los años 70’ y 80’ me tocó viajar bastante en helicóptero a zonas en conflicto. Ya se veía cierta huella ambiental, pero aún era un espectáculo impresionante ver ríos y bosques.

Ese mismo vuelo en la actualidad causa dolor. Se ven los ríos reducidos a su mínima expresión en su cauce –algo suben en invierno–, los lagos se han tornado verdes, –algunos, como Amatitlán desde hace mucho tiempo– y los bosques, esos grandes aliados del agua, van desapareciendo paulatinamente.

Esperar que el Congreso entienda esta problemática es como pedirle peras al olmo. No solo no disponen de buena voluntad para legislar a favor de los verdaderos intereses nacionales, sino que tampoco tienen el alcance de entender de qué se trata.

Imagínese querido lector, si les cuesta entender el tema del deporte, que es relativamente sencillo, esto del agua si es como una ecuación indescifrable para la mayoría de ellos.

El otro día escribí que el deporte está tan mal como nuestra política. Hoy tengo que decir que en el tema ambiental estamos igual de mal y lanzar una advertencia: si no se hace algo para cuidar el agua, pronto tendremos un problema más, fuera de control.

Debiera dar vergüenza pasar por un ministerio tan importante y sensible y no dejar una huella positiva.

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