Gonzalo Marroquín Godoy
Al Capone fue un personaje que dominó la escena de Chicago entre 1919 y 1929. Las autoridades nunca podían actuar contra él por deficiencias legales y porque manejaba a la perfección sus empresas de fachada para el contrabando de licor y el juego. Sin embargo, con nuevas leyes y con un personaje determinado a no claudicar en su lucha contra el crimen organizado, Elliot Ness, se logró que cayera, aunque se le hizo por un delito menor: el de la evasión fiscal. ¡Pero fue a parar a Alcatraz!.
Álvaro Arzú ha sido el político que ha permanecido vigente por más tiempo –alcalde en 1986, presidente en 1996 y desde 2004 alcalde nuevamente–. Durante su período presidencial se caracterizó por las oscuras privatizaciones, creó fideicomisos y fachadas de ONG para “hacer eficiente” su administración, al mismo tiempo que evitaba cualquier fiscalización.
Hay que advertir que veremos una gran batalla para frenar este caso y terminar con el combate contra la corrupción
Para las nuevas generaciones, menciono de ejemplo su estilo peculiar de privatizar. Recuerdo muy bien que Freddy Guzmán, entonces gerente de Guatel, me visitó en varias ocasiones en Prensa Libre para explicar el proyecto transparente que se pondría en marcha para vender el monopolio estatal de la telefonía.
De verdad que no era nada malo. Al contrario. Estaba dirigido para grandes empresas multinacionales con amplia experiencia; la convocatoria se haría pública y a nivel internacional; el proceso, hasta abrir de las ofertas, sería público.
Se falló en el primer intento porque se dijo que no se había alcanzado el precio justo, lo que también parecía buena decisión, pero entonces sucede lo oscuro: se levanta la licitación con nuevas bases, sin grandes exigencias para el comprador. Las bases son tan insatisfactorias para las grandes compañía que ninguna participa en la licitación y ¡oh sorpresa! , aparece una sociedad recién creada, con un capital ínfimo (Q15.000.00), sin respaldo en experiencia o capital y de la noche a la mañana se queda con Telgua. Esa empresa de cartón era Luca S.A.
Ni siquiera tiene que pagar por su compra, porque tiene un plazo para hacerlo y en el ínterin le vende el monopolio estatal a Telmex (Carlos Slim) a un precio que no es público y así Luca S.A. no hace más que intermediar y se pierde la oportunidad para Guatemala de un buen negocio.
Describir aquí la forma en que se hacían privatizaciones y concesiones durante la administración Arzú sería muy largo, pero es claro que muchas fortunas surgieron a la sobra de “negocios de cuello blanco” –aunque negros por dentro– que no fueron beneficiosas para el país: Telgua, Fegua, Correos y más.
En esa época, los presidentes nombraban de fiscales generales a personas de su confianza, con lo que se aseguraban que no se investigara ningún caso de corrupción.
Por supuesto que la justificación siempre ha sido: hay teléfonos, mejoró la distribución eléctrica… en los casos que funcionó, porque Fegua y Correos terminaron siendo un desastre para el país. Y en los que funcionó, se pudieron hacer con transparencia y el beneficio para el país sería mayor.
Pero al mejor estilo de Elliot Ness, ha aparecido en el país Iván Velásquez, quien se ha mostrado implacable en la lucha contra la corrupción y la impunidad. Arzú se ha creído siempre intocable y seguramente lo ha sido en los grandes casos mencionados, pero se confió demasiado en el manejo de los fideicomisos como si fuera propios, y el resultado está a la vista.
El ha dado plazas fantasmas “por ayudar” –y ojo que hay más que las tres que se han mencionado hasta ahora–, pero lo hace con dinero de la comuna, con dinero público. Orgulloso dice que no hace campaña, pero si mantiene una permanente promoción por medio de los canales de televisión de su amigo Ángel González, su viejo aliado –a quien llegó a hacerle la Ley de Telecomunicaciones a su medida– cuyos negocios también son investigados por la CICIG.
Le han caído por algo no tan grande, pero las colas pueden aparecer. Caso Gerardi, más opacidad en todos los fideicomisos municipales, subsidio al transporte urbano y varios etcéteras, aunque lástima que el brazo de la justicia no llegue tan atrás.
Tiene suerte por ahora con el importante clavo –pequeño en comparación–que le han encontrado.
Eso sí, si algo ha demostrado Arzú, es que es tenaz para todo. Consistente en la corrupción y consistente en sus posiciones. Ahora lo veremos pelear para que la impunidad prevalezca en el país.