Con modestas ceremonias, muchas de ellas virtuales, debido a la pandemia de coronavirus, Bolivia recibió este domingo el 5.528 Año Nuevo Aymara y por primera vez en 15 años estuvo ausente el ex presidente indígena Evo Morales, exiliado en Argentina.
La celebración del solsticio de invierno en el hemisferio sur, conocida como «Willkakuti» (retorno del sol en aymara), forma parte de los ritos ancestrales andinos y marca el inicio de un nuevo ciclo agrícola.
Evo Morales fue el principal impulsor de esta celebración elevándola al nivel de feriado nacional y con el ánimo de incluir a las culturas no andinas la denominó Año Nuevo Amazónico.
Era habitual tener celebraciones masivas al menos en 200 sitios considerados sagrados por los indígenas, donde la gente esperaba en vigilia los primeros rayos del sol al para recibirlo con música, bailes y fogatas.
Un lugar habitual para los festejos era el centro ceremonial de Tiwanaku situado a 3.800 metros de altitud y a 71 km de La Paz, donde se daban cita centenares de personas junto a las autoridades nacionales.
Este año, por la cuarentena que vive el país a causa de la covid-19, esas ceremonias se han reducido a la participación de autoridades originarias y sabios andinos. Algunas fueron transmitidas por las redes sociales.
El cálculo del año 5,528 resulta de la suma de los cinco ciclos, cada uno de mil años, de historia social de los pueblos originarios hasta que Cristóbal Colón llegó al Abya Yala (América) en 1492. A eso se añaden los 528 años desde el arribo de los españoles al continente.