
José Manuel Contreras quizá sea el último 10. No hemos visto en el horizonte otro jugador de similares características, sin duda por el pobre trabajo de divisiones inferiores que hacen la mayoría de los equipos… «
Hugo Castillo Aragón
La historia del fútbol guatemalteco no está escrita precisamente con palabras bonitas o letras de oro, al contrario, este deporte ha navegado en el mar de las derrotas y la irregularidad desde que apareció a principios del siglo XX.
Y muchos van más allá, son duros y hasta rozan el extremismo cuando dicen que deberíamos dedicarnos a otra cosa, menos a jugar fútbol, un deporte reservado para los países europeos, algunos sudamericanos y paremos de contar, porque son los que dominan el ámbito internacional.
Hoy, aferrándome a aquella frase que se ha repetido desde que sigo el deporte guatemalteco con especial pasión y que reza, que nuestro fútbol no será el mejor, pero es el nuestro, destaco la figura de un jugador icónico y que por su posición en el campo podría decirse que juega de 10.
Ese número está reservado para los que tienen un amor idílico con la pelota y que, en esta tierra, montañosa y conflictiva ha tenido escasos representantes, aunque en estos tiempos de todos atacan y todos defienden, el jugador distinto y que acaricia la pelota es una especie en peligro de extinción.
José Manuel Contreras, quizá sea el último 10, no hemos visto en el horizonte otro jugador de similares características, sin duda por el pobre trabajo de divisiones inferiores que hacen la mayoría de los equipos, y que es donde está el génesis del problema del fútbol nacional porque no se producen suficientes jugadores como en otras realidades.
Contreras, de Atescatempa, Jutiapa, ha tenido un paso importante por los mejores equipos de Guatemala, algunos intentos de trascender en lo internacional con una etapa brillante en Comunicaciones equipo del que es un ícono y en donde seguramente se retirará.
Pero si recorremos la historia no son muchos los nombres de jugadores con las características que a todos nos gustan y en charlas con algunos amigos surgieron nombres de figuras que podrían considerarse como dignos representantes de un 10 o por lo menos con una habilidad superior para manejar la pelota, los tiempos de un partido, entre otras cualidades.
Memín Funes, Freddy García, Raúl el Flaco Chacón, Gonzalo Chalo Romero, Claudio Rojas, formado en Argentina, pero guatemalteco de nacimiento, son los que vienen a la memoria colectiva, y algunos mencionaron a Óscar Enrique La Coneja Sánchez, considerado uno de los dos mejores jugadores nacionales de todos los tiempos, que para mi gusto era más un 9 que un creativo.
Son muy pocos, en más de 100 años de historia de nuestro fútbol, aunque por no haberlos visto, no mencioné jugadores que seguramente brillaron en los años 30, 40, 50 o 60 en tiempos distintos y condiciones físicas completamente diferentes.
El Moyo Contreras, quien debutó en liga mayor en 2006, tiene mucha relevancia por su carrera longeva, por su vigencia y por lo que aún aporta, tiene números de un jugador sobresaliente y es un coleccionista de títulos que al final es lo que un protagonista persigue durante sus mejores años.
Pero más allá del Moyo y de lo que aún tiene por jugar, no está demás mencionar a las ligas inferiores de los equipos tanto de Liga Nacional como de Primera división que tienen verdaderos problemas para promover talentos y siguen teniendo en sus manos la asignatura pendiente de hacer debutar más moyos.
Depender de una gran cantidad de jugadores extranjeros ha sido la ruina para el fútbol guatemalteco que no ha entrado en esa dinámica exitosa de otros países, de exportar talentos y debutar jugadores a edades muy tempranas.
Seguramente hay talentos, de eso no hay ninguna duda, pero muy pocos los buscan como en otras épocas, y mientras el tiempo pasa, será casi imposible trascender a nivel internacional con la escasa producción de figuras.
Mientras tanto, José Manuel Contreras, sigue desplegando su futbol y queda como el ejemplo de lo que puede surgir de las canchas abiertas, de los barrios, colonias, condominios, caseríos, etc. Si no se buscan esos jugadores estamos de verdad ante el último 10.
