EN LA JUGADA | Carlos Alcaraz y su destino de ser grande


Sobreponerse a las derrotas y construir un carácter competitivo, hoy coloca a Carlos Alcaraz como uno de los referentes indiscutibles del circuito

Hugo Castillo Aragón


Hablar del tenista español Carlos Alcaraz es referirse a un fenómeno que ya ha marcado un antes y un después en el tenis mundial y es que con apenas veinte años, su ascenso no ha sido únicamente producto de un talento innato, sino del proceso constante de aprender a convivir con la presión, eso es precisamente a lo que quiero referirme hoy.

Los deportistas de élite en estos nuevos tiempos han aprendido a convivir con más situaciones extra deportivas que sus antecesores y muchas presiones vienen de las redes sociales que se han convertido en un mundo alterno del que se sacan muy pocas cosas positivas.

El equilibrio emocional es por tanto fundamental para que un deportista tenga mejores resultados ya que se ven constantemente asediados por presiones exageradas ya que la vida de un protagonista puede verse sin ningún tipo de corte desde Netflix hasta Facebook pasando por Tik Tok e Instagram hasta llegar al siempre conflictivo X.

Carlos Alcaraz, quien a mi criterio es el deportista joven más brillante que hemos visto en los últimos años, es el vivo ejemplo de eso y lo pudimos ver en su serie de Netflix donde un chico que proviene de un entorno sencillo y sin tanto glamur, ha pasado por situaciones que lo han marcado como que su entrenador decida si puede o no divertirse después de un torneo, sabiendo que eso lo hace bien para estar cien por ciento concentrado en el alto rendimiento.

Sobreponerse a las derrotas y construir un carácter competitivo, hoy lo coloca como uno de los referentes indiscutibles del circuito, pero no es casualidad, detrás hay un equipo que trabaja mucho en la mentalidad para hacer un deportista de hierro sobre todo porque en el tenis se juega solo, no hay compañeros atrás que lo levanten si se cae.

La final del torneo de Wimbledon de 2025 que Alcaraz perdió con Janik Sinner tuvo detalles reveladores como el momento cuando perdiendo se dirigió a sus entrenadores y les gritó que estaba haciendo todo lo posible pero que Sinner lo estaba superando.

Tal baño de sinceridad y de aceptar la realidad me impactó ya que son pocos los atletas que revelan así sus debilidades cuando están perdiendo y en muchos casos se dedidan a dar excusas, tanto ellos como sus entrenadores, así como su entorno mediático que es el que más daño le hace a los atletas.

Es como a los políticos cuando sus entornos los adulan y les pintan realidades ficticias, así es en el deporte, un atleta puede caer en la trampa de la adulación sin enterarse.

Pero el ejemplo de como un atleta se puede sobreponer a una derrota la dio Alcaraz en el US Open de este año, cuando enfrentó al mismo rival que le había pasado encima en la grama de Wimbledon y desde el momento que salió a la cancha en  la primera ronda, se notaba su cambio, con un rostro renovado, más duro, menos relajado, como cuando Rocky entrenó para enfrentar en la Unión Soviética a Iván Drago, su cambio fue más mental que físico.

En las entrevistas posteriores luego de ganar en Nueva York, Alcaraz confirmó que había trabajado dos semanas pensando solo en Sinner, y vaya que lo hizo bien ya que  llegó a la final habiendo ganado 18 sets sin uno solo perdido y demostrando una fortaleza mental como pocos.

No se sabe si el español seguirá en esa misma situación ganadora, pero lo que ha hecho hasta ahora es digno de estudio para otras disciplinas deportivas en donde constantemente se ven deportistas caer estrepitosamente sin que se sepa que pasó.

Carlos Alcaraz es ya más que una promesa: es un ejemplo de cómo el talento, unido al trabajo mental y la disciplina, puede convertir los peores momentos en la base para construir los mejores capítulos de una carrera destinada a la grandeza.

hugocastillo68@gmail.com


LEE ADEMÁS: