No hay como no verlos. Inmensos frescos han recubierto en los últimos días los muros externos de la Academia de Bellas Artes en pleno corazón de Kinshasa, la capital de la República Democrática de Congo, para transmitir mensajes contra el coronavirus y luchar contra la negación de la epidemia.
En las veredas, los estudiantes y jóvenes artistas realizan sus obras con la riqueza de estilos de la escuela congoleña, tan valorados en las galerías de arte contemporáneo.
En la vena de la pintura popular (Chéri Samba, Moké), uno de los murales representa una joven con mascarilla lavándose las manos, «gestos barrera» que permiten contener el virus.
Aficionado a la cultura urbana, Chris Shongo se ha servido de la cultura del grafiti para estilizar los mensajes en lingala (el idioma de Kinshasa) junto a motivos más figurativos (cruz roja sobre un virus verde erizado con puntas agresivas).
Sobre un fondo oscuro y profundo como la noche ecuatorial, Prisca Tankwey dispersa pequeñas estatuas en un mapa de África. La joven artista se inspira en el papel tradicional de la imaginería africana para convocar a los dioses y proteger a los pueblos.
Este taller a cielo abierto se encuentra en la «24», una de las arterias más frecuentadas de la gran ciudad africana de más de 10 millones de habitantes.
«El objetivo de esta campaña es luchar contra la desinformación, mostrar que la enfermedad es real, que el coronavirus existe realmente y que tenemos que unirnos todos para combatir la pandemia», asegura el director de la Academia de Bellas Artes, el artista y profesor Henri Kalama Akulez.
«Mucha gente se pregunta la importancia de una escuela de artes en un país. En momentos como estos mostramos que estamos ahí y lo que podemos hacer por nuestro país», agrega.
La «ACA» cuenta entre antiguos alumnos firmas de la pintura congoleña contemporánea como la joven Géraldine Tobé.
Casualidades de la geografía urbana, la «ACA» se encuentra a dos pasos de un lugar para lavarse las manos y del control de temperatura, lo que obliga a los automovilistas a bajarse de sus vehículos.
Este punto de control sanitario marca la entrada y la salida del primer epicentro de la epidemia, la comuna de Gombe, aislada del resto de la ciudad desde el 6 de abril.
Desde el inicio de la epidemia declarada el 10 de marzo, RDC ha registrado 5,477 casos, de ellos 4,937 en Kinshasa, y 122 muertos.
La negación de la enfermedad sigue siendo fuerte en los barrios populares, pese a los mensajes de prevención que emiten las compañías de telefonía. «Corona eza te» (no hay corona) se escucha frecuentemente en los barrios.