La primera camarera robot de Afganistán presenta un plato de papas fritas humeantes en una mesa en Kabul. «Muchas gracias», dice en dari, una de las dos lenguas principales de este país donde abundan las atrocidades y en el que la máquina alegra un poco el día.
El robot humanoide blanco con una cabeza diseñada para que parezca vagamente la de una mujer vistiendo un hiyab y con brazos articulados, mide 1.50 metros y se llama «Timea».
Importado de Japón, atrajo a muchos curiosos desde que tomó el puesto de camarera el mes pasado, dice el dueño del restaurante, Mohamad Rafi Shirzad. «Para mucha gente es interesante ver un robot en la vida real», afirma. «A veces los niños saltan de alegría y sorpresa cuando ven que les trae la comida».
Después de cuatro décadas de guerra, que han dejado en ruinas gran parte de la infraestructura afgana, la visión de una camarera a batería trajo un poco de distracción a Kabul.
Ahmad Zaki, de 9 años, quiso constatar personalmente su existencia. «Vi al robot en la televisión y le pedí a mi padre que me llevara a ese restaurante», explica.
Su padre, Ahmad Yusuf, afirma que le divirtió oír hablar a la camarera robótica. «Es muy interesante y emocionante ver en persona a un verdadero robot en acción», señala.
«Timea» es bastante simple en términos de habilidades. Lleva platos a las mesas, que luego los clientes colocan en bandejas, y está programada para evitar los obstáculos en su camino. También para decir frases básicas, como «Feliz Cumpleaños».
Los clientes pueden realizar pedidos a través de una pantalla táctil colocada sobre su vientre.
Pero algunos afganos ven en su existencia una amenaza para el empleo en un país con una tasa de desocupación dramática, cercana al 40%.
«Esto es ridículamente malo», afirma Kashif Abobaker, usuario de Facebook. «Ellos emplean un robot cuando hay decenas de miles de jóvenes que buscan desesperadamente un trabajo». Acusaciones rechazadas por Shirzad, que afirma que el robot aporta nueva tecnología a Afganistán y puede conducir a más puestos de trabajo.
«Hemos contratado a tres expertos para que se ocupen» de Timea, explica. Según él, el robot puede «incitar a la joven generación afgana a aprender inteligencia artificial».