Pepper ya sabía telefonear o dar clases de gimnasia. Pero, con la pandemia de covid-19 ha estado siendo programado para ayudar a personas aisladas, en el marco de un experimento sobre inteligencia artificial realizado por una universidad escocesa.
Los científicos de la universidad Heriot-Watt, en Edimburgo, han programado robots, entre ellos Pepper, creado en Japón en 2014, para efectuar tareas normalmente realizadas por asistentes.
«Buscamos en particular comprender cuáles son las necesidades de las personas más vulnerables en este momento, y qué tecnologías podrían utilizarse para facilitarles la vida«,
indica Mauro Dragone, científico responsable del proyecto.
También se trata de «aliviar la presión actual sobre los servicios sociales y sanitarios», añade.
El proyecto busca en particular soluciones para grupos considerados prioritarios, que son aún más vulnerables a causa de las medidas de aislamiento tomadas ante la pandemia.
En el contexto de esta investigación, Pepper y otros robots realizan ejercicios en un laboratorio universitario que recrea un apartamento, con
- dormitorio
- baño
- cocina
- salón
Confidencialidad
Se trata de programar a los robots para efectuar tareas domésticas básicas y ayudar a las personas con problemas visuales o auditivos, o que sufren demencia.
Los robots podrían también detectar problemas de salud y transmitir una alerta en caso de urgencia, lo que permitiría una rápida intervención de los servicios sanitarios.
De acuerdo a Dragone, el laboratorio utiliza tecnología de detección «invisible».
«Más que conectar sensores, utilizamos wifi para detectar la presencia y las actividades de las personas que se encuentran en su hogar«,
explica.
Esto permite con frecuencia que el sistema funcione sin un hardware específico a instalar o trasladar.
Ética
Los investigadores son «conscientes» de los problemas de confidencialidad y cuestiones éticas que este proyecto podría plantear, añade el investigador.
Un grupo internacional de expertos sobre ética en la inteligencia artificial monitorea el experimento y efectaurá evaluaciones «constantes» de los riesgos de esta tecnología, a medida que vaya siendo desarrollada.
La universidad invitó a investigadores, prestadores de servicios y usuarios de sistemas de ayuda a domicilio a participar a distancia en el proyecto.
«Estamos transformando este laboratorio en uno con acceso remoto abierto a distancia, para que podamos continuar trabajando unidos, a pesar del distanciamiento físico impuesto«,
afirma Mauro Dragone.
La Coalition of Care and Support Providers de Escocia, que representa a unos 80 auxiliares voluntarios que ayudan a unas 200 mil personas, ha animado a sus miembros a colaborar con el proyecto.
Covid-19 ha vuelto más urgente la necesidad de implementar «soluciones digitales» en el sector sanitario, señala Emma Donnelly, directora del programa digital del grupo.
Para ella, el proyecto ha sido recibido en forma «muy positiva» hasta ahora. «Los prestatarios de atención médica saben que el proyecto los ayudará a hacer su vida cotidiana un poco más fácil», destaca.