Shenyang, China | AFP |
Cuando la china Xiaoxiong y su pareja lesbiana decidieron ocultar su relación a sus padres, tuvieron una idea: contraer un matrimonio de conveniencia con dos hombres gais.
Pero la búsqueda de los candidatos resultó ser complicada, y Xiaoxiong decidió crear un foro en internet para poner en contacto a gais y lesbianas.
Esos matrimonios de conveniencia son fruto de las presiones familiares y sociales en China, donde las bodas entre parejas del mismo sexo no están permitidas y la homosexualidad es un tema tabú.
«Estaba tan aliviada de encontrar esta solución para agradar a mis padres sin quedar atrapada en una boda con un pobre heterosexual», explica Xiaoxiong, que se define a sí misma como una mujer hombruna y oculta su verdadero nombre para proteger su vida privada.
«Algunas de nosotras quisieran poder engañarse a sí mismas» con estas bodas, asegura esta mujer de 35 años.
Xiaoxiong vive con su pareja Xiaojing, de 36 años, su perro y dos gatos en Shenyang, la capital de la provincia de Liaoning, en el noreste de China. Pero durante las fiestas y las reuniones familiares, se unen a sus maridos respectivos para interpretar el papel de esposas ante sus familias políticas.
– ‘Ganas de vomitar’ –
«Tras cumplir 25 años, mis padres empezaron a presionarme mucho para que me casara. Así que busqué ideas en internet», explica Xiaoxiong.
Creó entonces un foro en el sitio chino de mensajería en línea QQ para encontrar a la pareja ideal y ayudar a otras jóvenes lesbianas.
Los primeros hombres contactados no le gustaron: exigían que se dejara crecer el pelo, que se mudara a otra ciudad o que viviera en la misma casa que sus futuros suegros. Unas peticiones que consideraba inaceptables.
En 2012, acabó casándose con un profesor de matemáticas 10 años mayor que ella, cuya actitud tranquila le gustó enseguida. Sin embargo, sigue torciendo el gesto ante sus fotos de boda, en las que lleva un vestido blanco y una peluca de cabello oscuro y ondulado. En cuanto al vídeo del acontecimiento, asegura que le «da ganas de vomitar».
Al contrario de Xiaoxiong y su pareja, el 90% de los 20 millones de gais en China están casados con mujeres que ignoran la orientación sexual de su marido, según un estudio de la universidad de Qingdao publicado en 2012. Un dato que muestra la importante presión social que sufren los homosexuales.
Otros recurren a las numerosas páginas creadas para ponerlos en contacto con lesbianas deseosas de contraer una boda de conveniencia. La más importante de ellas, ChinaGayLes.com, dice tener más de 400.000 usuarios y haber permitido unas 50.000 uniones en 12 años.
– ¿Solución milagrosa? –
Xiaojing, que lleva ocho años con Xiaoxiong, encontró un marido gay casi al mismo tiempo que ella.
Las dos mujeres dirigen un centro de medicina tradicional china, y dedican varias horas por semana a responder a las preguntas en su foro de encuentros.
A pesar de su elección, Xiaojing advierte que los matrimonios de conveniencia pueden causar problemas.
«Algunas personas se precipitan y se casan con alguien a quien apenas conocen», explica. «Pero tiene que ser como para una verdadera boda. Sólo funciona si los dos están de acuerdo en lo esencial, como el lugar de vida, el hecho de tener hijos y si se preocupan realmente el uno por el otro».
La custodia y la educación de un hijo puede ser fuente de tensiones en el seno de la pareja cuando los dos padres quieren estar implicados en la vida del niño.
– Reticencias –
Algunos militantes de la causa homosexual desaprueban esos matrimonios.
«Al pretender ser heterosexuales y beneficiarse así de las ventajas sociales asociadas a ello, dejan a los demás LGTB (lesbianas, gais, bisexuales, transexuales) afrontar solos las presiones», declara a la AFP Ah Qiang, director de la asociación china PFLAG, que reúne a padres y familiares de homosexuales.
«Uno de los motivos por los que la homofobia sigue siendo tan fuerte en China es que muchos heterosexuales no conocen a nadie abiertamente gay», lamenta.
Xiaoxiong y Xiaojing están convencidas de una cosa: sus familias conocen su orientación sexual, pero no quieren aceptar la evidencia.
«No necesitamos mucho para nuestra felicidad», insiste Xiaoxiong. «Cuando estamos en casa, sentadas juntas, nos sentimos tan serenas y felices».