- El empresario y político explica que el trabajo en DOGE está avanzado y que debe atender su empresa, que ha sufrido daño de imagen y caídas en la bolsa de valores.
Washington, abril de 2025. Elon Musk, CEO de Tesla y figura omnipresente en el cruce entre tecnología, criptomonedas y política estadounidense, anunció que a partir de mayo reducirá significativamente el tiempo que dedica al controvertido proyecto DOGE para enfocarse nuevamente en Tesla.
Este anuncio marca un giro importante en medio de una creciente polémica por su participación en el gobierno de Donald Trump y su uso de la red social X para influir en la opinión pública.
«Quiero asegurarme de que Tesla siga liderando la revolución energética global. He cumplido una etapa en DOGE, pero ahora es tiempo de volver a centrarme en lo que construimos durante más de una década», declaró Musk en un reciente comunicado.
DOGE, acrónimo del «Department of Government Efficiency», fue creado por iniciativa del presidente Trump con Musk al frente. Su propósito oficial es auditar gastos del gobierno federal, aunque su nombre y estética —con referencias directas a la criptomoneda Dogecoin— han sido objeto de crítica y confusión pública. Musk había generado revuelo con mensajes como: “Ahora @DOGE hará esto con el gobierno”, lo que alimentó especulaciones sobre el uso de Dogecoin en la administración pública y provocó reacciones tanto en los mercados como en el Congreso.
Ahora ha captado la atención nuevamente y se abre el debate político: ¿Se puede servir a dos amos? «Creo que continuaré un día o dos a la semana mientras que el presidente (Donald Trump) quiera que lo haga y mientras yo sea útil. Pero, a partir del próximo mes, dedicaré mucho más tiempo a Tesla», explicó.
Desde enero pasado, Telsa ha sufrido con caídas en la bolsa de valores, pero también en su imagen, ya que tanto en Estados Unidos, como en Europa, se han dado protestas en las que se critica a la marca emblemática de Musk.
Durante una conferencia en la Casa Blanca, Musk —portando una gorra MAGA— criticó abiertamente al Departamento del Tesoro, señalando múltiples fallos administrativos y afirmando: “Creo que la realidad es que algunos funcionarios se están haciendo ricos a costa del contribuyente. Esa es la verdad honesta”.
Su estilo directo y poco convencional no pasó desapercibido: “Los estafadores se quejan más fuerte y más rápido”, añadió en un momento cargado de tensión.
Su alianza con Trump ha sido igualmente divisiva. Desde que apoyó abiertamente su campaña de reelección, ha sido acusado por críticos de facilitar un “copamiento empresarial” del aparato estatal, usando X para propagar desinformación o priorizar voces afines.
Pese a ello, Musk se defiende: “El pueblo votó por una reforma mayor del gobierno… y eso es lo que van a tener. Eso es democracia”, dijo en respuesta a los señalamientos sobre su influencia y transparencia.
A todo esto se suma la controversia ética: ¿puede uno de los hombres más ricos del mundo liderar auditorías gubernamentales sin caer en conflicto de interés? Aunque Musk asegura que DOGE publica todas sus acciones en línea para asegurar transparencia, los analistas políticos siguen planteando dudas sobre la verdadera independencia del organismo y su papel en la maquinaria electoral republicana.
Por ahora, el futuro inmediato de Musk parece inclinarse de nuevo hacia el sector privado, pero su huella en la política estadounidense ya es imposible de ignorar. ¿Se trata de un empresario reformista o de una figura disruptiva con demasiado poder? El debate sigue abierto.