«Yo acuso» del cineasta franco polaco Roman Polanski sobre el caso Dreyfus a finales del siglo XIX fue presentado este viernes por la noche en Venecia con críticas constratadas, precedido por el escándalo y convertido en su personal defensa frente a las acusaciones de abuso sexual.
«La persecución forma parte de su vida. Lo sé muy bien porque desde hace 30 años estamos casados», explicó la actriz francesa Emmanuelle Seigner, esposa en la vida real del cineasta y entre las protagonistas del filme, durante la conferencia de prensa de presentación.
Polanski, que no asistió al desfile en el Lido veneciano porque corría el riesgo de ser extraditado a Estados Unidos por su condena por violación en los años 70 de una menor, explicó su posición a través de una entrevista divulgada con la documentación de prensa de la película.
«Mi trabajo no es terapia. Sin embargo, debo admitir que estoy familiarizado con muchos de los funcionamientos del aparato de persecución que se muestra en la película, y eso me ha inspirado claramente», confesó.
A la hora de la alfombra roja, estuvieron Seigner, que actúa en «Yo acuso», el actor Jean Dujardin, que desempeña el papel del teniente coronel Georges Picquart, personaje principal del filme, y Louis Garrel, que encarna a Alfred Dreyfus.
Polanski, de 86 años, utiliza toda su talento para narrar un juicio histórico que tuvo en vilo a Francia y la dividió entre los que lo consideraban culpable y los pocos que creían en su inocencia, entre ellos el escritor Emile Zola.
Se trata de una clara alusión a la situación personal actual del realizador, perseguido por la justicia de Estados Unidos y vituperado por parte de la opinión pública y el movimiento feminista Me Too por escándalos sexuales.
Con el ritmo de un thriller, el legendario autor de «El pianista», narra el proceso judicial contra el militar francés Alfred Dreyfus, acusado falsamente de espionaje y que terminó por demostrar unos diez años después el antisemitismo imperante en la sociedad francesa.
Polanski y Dreyfus: dos casos paralelos
Las primeras críticas destacaron más bien las cualidades cinematográficas de la película. El diario francés juzgó a Jean Dujardin como «audaz y matizado», el periódico británico The Guardian calificó al filme de «bello y comprometido», la revista estadounidense especializada Variety lo vio «dispuesto de manera grandiosa» y la británica Screen lo halló «sobrio» y «meticuloso».
En cambio, para The Hollywood Reporter la película es «meticulosa» pero «el resultado carece extrañamente de emoción», mientras que varios críticos manifestaron sus reservas en cuanto a la decisión de Polanski de utilizar «Yo acuso» para referirse a su historia personal.
Polanski se identifica abiertamente con el capitán Dreyfus, mientras centra su filme, y de cierta manera su defensa, en el papel del comisario del contraespionaje militar, Georges Picquart, interpretado por Dujardin, premio Oscar por su actuación en «El artista».
El capitán acusado de ser una espía de los odiados alemanes y condenado a cadena perpetua en la isla del Diablo pese a las pocas pruebas creíbles, es defendido por Picquart, una persona íntegra, que cree en su inocencia, que descubre montajes y prejuicios y rompe con el principio de obediencia debida en el ejército.
«Las grandes historias a menudo inspiran grandes películas, y el asunto Dreyfus es una historia excepcional. La historia de un hombre acusado injustamente siempre es fascinante, pero también es un tema muy actual», reconoce Polanski.
«La mayoría de las personas que me acosan no me conocen y no saben nada sobre el caso», advierte el cineasta al referirse a las numerosas acusaciones que ha recibido en los últimos 40 años.
«Es como una bola de nieve, cada temporada se agrega otra capa. Historias absurdas de mujeres que nunca antes había visto en mi vida y que me acusan de cosas que supuestamente ocurrieron hace más de medio siglo», lamenta el director en su defensa.
El caso Polanski desató polémicas en el Lido por la declaración de la presidenta del jurado, la directora de cine argentina Lucrecia Martel, tras admitir que «le incomodaba» la participación en el festival del cineasta.
«Pienso en las mujeres que represento», dijo en una referencia al movimiento Me Too contra los abusos sexuales en el cine, un comentario que tuvo que precisar con una nota oficial en la que aclaró que no se oponía a que el filme compitiera por el León de Oro.
«Esto no es un tribunal moral, es la maravillosa Mostra del Cine, es arte», afirmó por su parte el italiano Luca Barbareschi, actor y coproductor del filme, con la voluntad de clausurar la polémica.
La cinta, que compite con 20 filmes más, contiene todos los ingredientes de la actualidad: acusaciones mediáticas, procedimientos judiciales controvertidos además del aterrador peso de la opinión pública.