Termina la primera semana del US Open y con ella se despiden la mayoría de los tenistas sudamericanos. Solo queda uno, el argentino Diego Schwartzman, que buscará este sábado su permanencia en el último Grand Slam del año.
Varios jugadores del top 100 como los argentinos Juan Ignacio Londero –que cayó frente a Djokovic–, Fernando Delbonis, Guido Pella, el chileno Cristian Garín, el uruguayo Pablo Cuevas o el boliviano Hugo Dellien, eliminado por el ruso Daniil Medvedev, que se están fogueando y mostraron que hay material.
Cayeron temprano, pero mostraron, sobre todo Londero, que hay material para trabajar.
Algunos nostálgicos extrañan aquellos días cuando el número 1 del mundo era el brasileño Gustavo Kuerten o el chileno Marcelo Ríos, o cuando en 2005, tres argentinos estaban en el top 10 –David Nalbandian, Guillermo Coria y Gastón Gaudio de la llamada «Legión Argentina».
En el coletazo de ese grupo está Juan Martín del Potro, finalista del US Open en 2018 y ausente por lesión, y que hoy está de 16 en el ránking, pero llegó al 3 hace un año.
«Es difícil poder tener otra camada así, pero creo que ahora nos hemos metido bastantes sudamericanos, capaz no tan buenos, o con tan buenos resultados como antes, pero creo que si seguimos así vamos para allá otra vez», dijo a la AFP Dellién, que pecó por ejemplo de mucha inexperiencia en su partido contra un Medvedev acalambrado.
No es fácil producir un Rafael Nadal, un Roger Federer o un Novak Djokovic… de hecho, no ha surgido en el mundo un trío de jugadores que le llegue a estas tres ya veteranas leyendas aún activas y en el tope del ranking.
Y en América Latina es un poco más cuesta arriba. Argentina es el país con más tradición en el deporte y luego quedan países, con federaciones sin dinero para apoyar talento individual, dejando todo el peso en los padres porque los patrocinadores poco apuestan en jóvenes prospectos.
Ser tenista profesional requiere de mucho dinero. Primero para los viajes, que es caro en Sudamérica, que no está interconectado como Europa por ejemplo, y más aún hacia el extranjero. Luego estadía, dieta y claro, un entrenador.
No hay barita mágica
Muchos jóvenes prospectos optan por una beca universitaria, que no garantiza que siga el camino del tenis después.
Lo hizo así por ejemplo el dúo colombiano compuesto por Juan Sebastián Cabal Y Robert Farah, campeones de Wimbledon y con su primera victoria el viernes en el Open, que buscan labrar un camino en su país para las futuras generaciones.
«No es que haya alguien que yo diga es Rafael Nadal en este momento, pero sí vamos a tener buenas camadas», dijo Farah. «El proceso ya empezó y no vamos a ver resultados, ojalá tengamos un Federer en cinco años, pero es un proceso».
«Aquí no hay barita mágica, aquí no hay ningún secreto, aquí es trabajo, estar en el equipo correcto», ratificó Cabal. «Y sí ojalá podamos en unos años que tengamos un Rafa, Roger, me quedo contento hasta con un [Stan] Wawrinka», hoy 24 en la ATP, siguió.
Si se observa el ranking de la ATP, están mejor posicionados que el suizo: Schwartzman (21), Pella (20) y Del Potro, todos argentinos. Más arriba están Garín (32), Cuevas (53) y Londero (56).
«Siempre traté de mantener ese sueño de estar lo más alto posible», dijo por su parte Federico Delbonis, hoy en el 67 en parte, cree sin arrepentimientos, por el desgaste de la Copa Davis, que ganó con su país en 2016.
«Uno no sabe si hubiéramos perdido la Copa Davis estaría en top 25 o si hubiera hecho la temporada (…), hubo daños colaterales que se pudieron evitar, que no supimos manejar».
Estos jugadores de la «legión» también fueron llamados «los hijos del 1:1», porque crecieron en la Ley de la convertibilidad del Austral, que estuvo vigente hasta 2002 y en la que 1 peso equivalía a 1 dólar.
Eso les permitía a los muchachos ir a academias, viajar a torneos, entrenar fuera, porque a veces era hasta más barato que en la propia Argentina. Hoy es más cuesta arriba.