El Tratado para la Prohibición de Armas Nucleares entra en vigor al margen aún de las grandes potencias

Este viernes 22 de enero entró en vigor el Tratado para la Prohibición de Armas Nucleares (TPAN), un acuerdo aprobado en 2017 por 122 naciones y ratificado por 50 estados que supone el primer tratado multilateral de desarme nuclear en más de dos décadas y celebrado por el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.

Así, Guterres calificó al tratado como «un paso importante hacia un mundo libre de armas nucleares» a la vez que representa «una fuerte demostración de apoyo a los enfoques multilaterales del desarme nuclear».

En un mensaje de video emitido tras la aprobación del TPAN, el máximo representante de la ONU también ha puesto en valor el papel de la sociedad civil en el avance de la negociación y entrada en vigor del acuerdo, como «supervivientes de explosiones nucleares y ensayos que han ofrecido trágicos testimonios» y han constituido la fuerza moral detrás del tratado.

Además, se ha mostrado «ansioso» por orientar la respuesta de la ONU de acuerdo con el tratado, incluidos los preparativos para la primera reunión oficial de Estados parte, especialmente porque «las armas nucleares plantean peligros crecientes y el mundo necesita acciones urgentes para asegurar su eliminación y prevenir las catastróficas consecuencias humanas y ambientales que causaría su uso».

TPAN

A finales de 2020, el TPAN obtuvo las 50 ratificaciones que necesitaba para entrar en vigor en lo que se entiende como «un nuevo capítulo para el desarme nuclear». No obstante, cabe señalar que las principales potencias nucleares –Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, China y Francia– no han firmado el acuerdo.

Los países que han ratificado el acuerdo no podrán «nunca bajo ninguna circunstancia desarrollar, probar, producir, fabricar o adquirir, poseer o almacenar armas nucleares u otros dispositivos explosivos nucleares».

Además, el TPAN establece la obligación de los Estados, con respecto a las víctimas bajo su jurisdicción, de proporcionarles asistencia, incluida atención médica, rehabilitación y apoyo psicológico, sin discriminación, además de proveer los medios para su inclusión social y económica.

También exige a los que se acojan a él a restaurar las zonas contaminadas por el uso o el ensayo de armas nucleares.

«Victoria para la humanidad»

Por su parte, el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja también ha mostrado su satisfacción por la entrada en vigor del «primer instrumento de derecho internacional humanitario que contiene disposiciones para ayudar a atender las consecuencias humanitarias catastróficas causadas por el uso y el ensayo de armas nucleares».

«Hoy es una victoria para la humanidad. Este tratado –resultado de más de 75 años de labor– envía una señal clara: las armas nucleares son inaceptables desde una perspectiva moral, humanitaria y, ahora, también jurídica», ha aplaudido el presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Peter Maurer.

Asimismo, ha destacado que el mismo «pone en marcha barreras jurídicas aún más elevadas y activa una estigmatización de las ojivas nucleares aún mayor de la que ya existe», lo que «permite imaginar que un mundo libre de estas armas inhumanas es un objetivo alcanzable».

Maurer ha incidido en que «el tratado es una medida innovadora para afrontar el legado de destrucción causado por estas armas» y ha añadido que «resulta sumamente dudoso que alguna vez estas armas puedan utilizarse de conformidad con el Derecho Humanitario».

«Las pruebas convincentes del sufrimiento y de la devastación causados por las armas nucleares, así como la amenaza que su uso puede suponer para la supervivencia de la Humanidad, hace cada vez más indefendibles los intentos de justificar su empleo o su mera existencia», ha recalcado.

«Espíritu del multilateralismo»

En esta misma línea se ha expresado el presidente de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, Francesco Rocca, quien ha defendido que supone «un recordatorio oportuno y contundente de que, pese a las actuales tensiones mundiales, es posible superar incluso nuestros retos principales y más arraigados, en el verdadero espíritu del multilateralismo».

«Deberíamos apelar a esta capacidad de aunar y coordinar eficazmente nuestra labor mientras lidiamos con otros retos mundiales y letales», ha resaltado Rocca, según un comunicado publicado por el organismo a través de su página web.

De esta forma, ha manifestado que el tratado plantea «una pregunta simple». «¿Queremos que se prohíban las armas nucleares o no?», ha manifestado, antes de expresar la disposición del organismo a «intensificar esfuerzos» para «lograr la adhesión más amplia posible al tratado». «La entrada en vigor del Tratado sobre la prohibición nuclear es el principio, no el final, de nuestros esfuerzos», ha zanjado.

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