Han efectuado en el Legislativo más cambios de partido político que iniciativas de ley presentadas a título personal en los últimos cuatro años y, por si fuera poco, ninguna ha nacido a la vida legal. Han avalado propuestas de normativas con deficiencias jurídicas y se destacan, en algunos casos, por su alta inasistencia al Congreso.
Rodrigo Pérez
Han cambiado más veces de partido o bancada legislativa que iniciativas de ley presentadas a título personal en el Congreso de la República, las cuales tampoco se han convertido en decretos. Además, en algunos casos destacan por sus constantes inasistencias a las sesiones de trabajo.
Ellos son los 10 diputados de la octava legislatura que más veces han mutado de color y organización partidaria, un mal endémico que está a punto de que empiece a ser penalizado y que ha motivado por estos días una danza de migraciones que han fortalecido a la bancada oficial, Frente de Convergencia Nacional-Nación (FCN-Nación), y debilitado a otras como Libertad Democrática Renovada (Líder), curiosamente un partido que se fortaleció en la legislatura pasada merced a esta cuestionable práctica política.
Esa actitud de saltar de una partido a otro, que se encuentra actualmente en efervescencia, evidencia una total falta de lealtad a las organizaciones políticas que los han cobijado y un irrespeto a la forma en que la ciudadanía decidió que quedara conformado el Legislativo. Y los muestra también como carentes de una ideología política y, por si eso fuera poco, con una pobre producción legislativa.
Iniciativas de ley deficientes
Este selecto grupo de representantes de la vieja forma de hacer política, y que es rechazada por la población, en otros casos han avalado con su firma propuestas colectivas de normativas mal hechas técnica y jurídicamente.
Algunos ejemplos de ello es pretender que por obligación se lea y enseñe el contenido de la Biblia en los establecimientos educativos públicos, privados y por cooperativa –lo cual va en contra de la separación del Estado y la Iglesia y de que la educación sea laica–.
También han avalado conjuntamente iniciativas de ley que pretenden que para el desarrollo de obras de infraestructura de transmisión eléctrica se imponga por la fuerza las servidumbres de paso.
Han presentado en grupo de iniciativas normativas que pretenden aprobar por ley un fondo para la dotación y distribución de fertilizantes, una práctica política que ha sido criticada por el uso clientelar que parlamentarios y el Gobierno hacen de ello y que beneficia más a los legisladores, por la compra de voluntades a la hora de las elecciones, que a la población guatemalteca. Y hasta se ha propuesto, colectivamente, que el 10 de octubre sea declarado como el Día Nacional de las Tortugas Marinas.
Marcados por las inasistencias
Byron Juventino Chacón Ardón, que representa a Izabal, el próximo 31 de marzo cumplirá 51 años, es uno de los que encabeza el listado del top 10 de los parlamentarios que integran la octava legislatura que más veces ha migrado a otras organizaciones políticas o bancadas legislativas.
Sobresale porque ha migrados más que las iniciativas de ley que a título personal presentó en el período legislativo 2012-2016 –en promedio no llega a una por año y no se aprobó ninguna– y por el alto porcentaje de inasistencias que reporta el Legislativo.
Ha desfilado por cinco agrupaciones políticas y actualmente integra la bancada del partido Reformador. En la legislatura pasada formó parte de tres organizaciones políticas: Líder, Partido Unionista (PU) y UCN. Mientras militó en los dos primeros partidos, la ausencia al Congreso de la República fue una constante.
De esa cuenta, con el partido rojo registra una inasistencia al Congreso de un 40 por ciento, dado que se reportan 35 asistencias y 23 ausencias en 58 sesiones de trabajo, y con el PU no se presentó en un 27 por ciento: 8 asistencias y 3 ausencias en 11 sesiones de trabajo.
En lo individual, solo ha presentado tres iniciativas de ley, y no se ha aprobado ninguna. Colectivamente ha firmado 13 más.
Pocas o nulas propuestas de ley
Es una constante entre los parlamentarios incluidos en el listado de los más camaleónicos que sus mutaciones superan a las iniciativas de ley propuestas de manera individual. Ese es el caso de Augusto César Sandino Reyes Rosales, quien ha cambiado cinco veces de bancadas parlamentarias, pero individualmente en la legislatura pasada no presentó ninguna iniciativa de ley.
Colectivamente firmó seis y no se ha aprobado ninguna; sin embargo, una de ellas, relacionada con reformas a la Ley de la Asamblea Nacional Constituyente y Ley Electoral y de Partidos Políticos, fue aprobada en tercera lectura y remitida a la Corte de Constitucionalidad (CC), para que se pronuncie al respecto.
Similar es la situación de Óscar Rolando Corleto Rivera, electo por el Listado Nacional, quien ha formado parte de tres bancas, la última FCN-Nación, pero no ha presentado, en el mismo período, a título propio, una sola iniciativa de ley.
Ha firmado, eso sí, dos propuestas colectivas, y una de ellas –que concede una pensión vitalicia de Q8 mil a Teodoro Palacios Flores– declarada de urgencia nacional. Sumado a ello, cuando pertenecía a Líder solo asistió a 68 de 100 sesiones parlamentarias de trabajo, según información del Congreso de la República.
A ellos se suma Marvin Orellana López, quien representa a Alta Verapaz. Ha integrado seis bancadas legislativas, es el que encabeza la lista de más tránsfugas, y solo ha presentado dos iniciativas de ley a título personal, y ninguna ha sido aprobada.
Una pretende que se apruebe una normativa de medios de comunicación comunitaria y la otra que se reforme la Ley Orgánica del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS), para conferir equidad para la atención de la mujer.
Jóvenes contaminados
Cualquiera esperaría que la renovación del Congreso con sangre joven modifique la forma tradicional y ampliamente rechazada de hacer política, pero nada está más lejos de la realidad, ya que la experiencia con algunos jóvenes parlamentarios ha dejado en claro que han sido absorbidos por el sistema y se han convertido en más de lo mismo.
Uno de esos casos es el de Juan Manuel Giordano Grajeda, quien acaba de cumplir 24 años. Fue electo como legislador –por San Marcos– por primera vez en 2011, por la agrupación Compromiso Renovación y Orden (Creo), y el primer partido al que migró fue Unión del Cambio Nacional; luego vendrían otras más, hasta sumar cinco en total.
Integra la octava legislatura porque la suerte le ha sonreído. Se postuló con Líder para su reelección en los comicios pasados y quedó fuera, pero asumió una curul porque sustituyó a Jaime Martínez Lohaiza, a quien el Tribunal Supremo Electoral (TSE) no le adjudicó el cargo, por carecer de idoneidad, junto con otros 15 legisladores electos.
Su nueva morada es el FCN-Nación, que paradójicamente logró la simpatía de los votantes de la capital con su promesa de no ser parte de la vieja forma de hacer política y que en menos de un mes ha aceptado a 17 tránsfugas, y con ello han pasado de ser una bancada minoritaria a la segunda fuerza política –28 diputados–, solo detrás de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), que cuenta con 32.
En lo individual, Giordano Grajeda ha propuesto, según la Dirección Legislativa, siete iniciativas de ley y ninguna se ha convertido en decreto –no promedia ni siquiera dos iniciativas de ley por año–. La última propuesta fue el pasado 7 de enero y busca penalizar las llamadas de auxilio falsas.
Ha firmado 10 iniciativas de ley colectivas, como por ejemplo la que busca obligar a que se lea la Biblia en los centros educativos públicos y privados.
A él se suma Marco Aurelio Pineda Castellanos, otro de los diputados jóvenes –tiene 27 años–, quien ha militado en cinco bancadas legislativas y tampoco ha presentado una iniciativa de ley de forma personal. Ha firmado, eso sí, cinco colectivas y ninguna se ha convertido en ley.
Una de ellas, entregada al Legislativo en 2012, propone declarar el desarrollo de obras de infraestructura eléctrica de transmisión de urgencia nacional y utilidad pública y la imposición forzosa de servidumbres con este fin. Un año después firmó otra que propone aprobar una ley para la constitución de servidumbres legales de transmisión eléctrica.
Beneficios
que buscan
El transfuguismo, como la corrupción, ha ido evolucionando entre los diputados al Congreso de la República. Atrás han quedado aquellos cambios de partido que se hacían por problemas internos o por razones de corte ideológico.
Desde hace varias legislaturas, los diputados dejan sus bancadas –y a veces pasan por dos o más– por las siguientes razones:
Pago en efectivo por engrosar otro partido –se ha hablado hasta de Q300 mil–.
Prebendas en plazas en el interior –cuando son distritales–, principalmente maestros y salubristas.
Obras de infraestructura. Cuando es para el partido oficial, esto es más viable. Los diputados escogen a veces hasta la ONG que se contrata.
Influencia política en sus departamentos.
- Posibilidades de reelección.
Varias de estas prácticas se han sofisticado en las últimas legislaturas y en casi todos los casos se habla de unir las cinco prácticas para asegurar la llegada de los diputados. Las estimaciones de los oficialistas es que podrán convertirse pronto en la bancada mayoritaria, por los beneficios que ofrece el partido FCN-Nación.
Los más tránsfugas
Marvin Orellana López, 6 partidos
Byron Juventino Chacón, 5 partidos
Juan Manuel Giordano, 5 partidos
Augusto César Sandino Reyes, 5 partidos
Marco Aurelio Pineda Castellanos, 5 partidos
Carlos Santiago Nájera Sagastume, 5 partidos
Alicia Dolores Beltrán López, 4 partidos
Nery Orlando Samayoa Barrios, 4 partidos
Elza Leonora Cu Isem, 4 partidos políticos
Óscar Rolando Corleto Rivera, 3 partidos