Centenares de miles de personas deben manifestarse este lunes en Barcelona para la fiesta de Cataluña, en una exhibición de fuerza del independentismo catalán ante el despliegue de las instituciones españolas contra el referéndum de autodeterminación convocado el 1 de octubre.
Está previsto que unas 400.000 personas encabezadas por el presidente regional Carles Puigdemont –en la foto superior junto al presidente Rajoy– formen una cruz de más de un kilómetro, en la sexta manifestación masiva del independentismo, aprovechando la ‘Diada’ del 11 de septiembre, el día de Cataluña.
«El gobierno catalán está a punto» para celebrar esta votación, afirmó Puigdemont en una rueda de prensa con medios internacionales. «No es una opción que no se realice el referéndum. Estamos a 20 días, hemos llegado hasta aquí superando muchas dificultades y vamos a superar las que van a venir», advirtió.
Desde bien temprano sus militantes han empezado a llenar los alrededores de las calles Aragón y el elegante paseo de Gracia, donde se celebrará la manifestación, respondiendo a su llamamiento a participar masivamente en esta Diada.
Mientras, los líderes de partidos contrarios a la secesión criticaron el carácter marcadamente independentista de la fiesta, que según dijeron, los excluye.
En la manifestación cuyo lema es «Diada del Sí», «se nos intenta marginar, expulsar y silenciar de una fiesta que supuestamente es para todos los catalanes pero que ya sabemos hace mucho tiempo que sólo es para una parte», los independentistas, criticó Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos, principal partido opositor en Cataluña.
Por su lado, el delegado del gobierno central en Cataluña, Enric Millo, acusó a los secesionistas en el poder de distinguir entre «buenos y malos», es decir, independentistas y no independentistas.
Para celebrar el referendo, el gobierno nacionalista catalán deberá superar los obstáculos de la justicia y del gobierno español del conservador Mariano Rajoy, dispuestos a impedir esta consulta prohibida por el Tribunal Constitucional.
La fiscalía se querelló contra todo el gobierno regional y ordenó la incautación del material que pueda ser utilizado en la consulta. La policía registró ya una imprenta y una revista sospechosas de haber impreso las papeletas de voto.
«No hay suficiente poder para impedir el deseo de los catalanes de votar», avisó Puigdemont que, en caso de que se imponga el sí, promete declarar la secesión de esta región mediterránea de 7,5 millones de habitantes.
– Calibrar fuerzas –
La marcha servirá para calibrar su capacidad de convocatoria.
«Hoy es más relevante que nunca. Tenemos que demostrar que si alguien amenaza las urnas, saldremos todos a defenderlas, pacíficamente claro», aseguraba Sever Salvador, un funcionario de 63 años que paseaba por el centro de Barcelona con una bandera independentista, formada por franjas rojas y amarillas y una estrella blanca sobre un triángulo azul.
La manifestación empezará como todos los años a las 17H14, en referencia al 11 de septiembre de 1714, cuando Barcelona cayó tras un largo asedio ante las tropas francoespañolas del rey Felipe V, que anularía posteriormente el autogobierno regional. Con el auge del separatismo, la fecha cobró especial importancia.
Mareas humanas en Barcelona, una cadena humana de 400 km o una «V» de victoria de 11 kilómetros de largo… Desde 2012, centenares de miles de catalanes, equipados con un enjambre de banderas independentistas, reclaman en este día un referéndum de autodeterminación.
Amplios sectores de Cataluña apuestan por esta consulta para resolver el encaje de esta región, con una fuerte identidad e idioma propio, en el resto de España, rota en 2010 cuando el Tribunal Constitucional recortó un estatuto regional aprobado previamente en referéndum que ampliaba su autonomía.
Según el último sondeo del instituto demoscópico público regional, más del 70% de los encuestados apostaba por esta opción, aunque sólo un 41,1% quería la secesión frente a un 49,4% en contra.
Pero para Rajoy la votación es anticonstitucional y, si se celebrara un día, todos los españoles deberían decidir.
«No habrá referéndum y haré todo lo necesario para ello, porque es mi obligación», insistió el sábado Rajoy, que este lunes deseó a los catalanes «una Diada de libertad, convivencia y respeto».
El gobierno regional cuenta con el respaldo de la mayoría del parlamento catalán, dominado por los independentistas desde 2015, y de casi 700 de los 948 ayuntamientos catalanes, en su mayoría de zonas rurales y poco pobladas.
Pero a partir del viernes 15, cuando comience la campaña electoral, tendrá que convencer a aquellos que se oponen a la secesión y vacilan sobre la conveniencia de votar, conscientes de que una alta participación reforzaría al independentismo.