La historia de esta nación nos importa un carajo; mandemos al cajón de la basura la herencia que nos dejó una de las civilizaciones más desarrolladas de la tierra.
Francisco J. Sandoval
La respuesta que se dé a esa pregunta define el tipo de política que tiene una nación: ¿Le interesa que cada una de las personas sea creativa y de pensamiento propio o que sea parte de una masa en donde priva la mediocridad? Nadie, ningún gobierno o partido político responde esa pregunta, pero lo dicen mediante acciones más claras que las propias palabras: en qué asuntos y de qué forma se gasta la plata que generan los impuestos.
Así de claro es el discurso de un congreso dela República cuando decide bajarle doscientos millones (el 20%) al Ministerio de Cultura y Deportes. ¿Qué están diciendo con esa medida, no con palabras sino con hechos? Hacen un dictamen sobre el concepto de nación que les interesa construir. Con tal iniciativa dicen cosas como estas:
- La historia de esta nación nos importa un carajo; mandemos al cajón de la basura la herencia que nos dejó una de las civilizaciones más desarrolladas de la tierra.
- Es perder el tiempo eso de formar artistas en áreas como el teatro, música, pintura, literatura, el cine y cuanto asunto tenga matices de perder el tiempo.
- No tiene ningún valor que la Academia Sueca le haya dado a Guatemala un par de premios Nobel, sobre todo en asuntos como contar mitos e historias sobre borrachos, políticos y prostitutas de la capital y de San Martín Chile Verde.
- Son pamplinas eso de que aquí se haya desarrollado el cereal más universalmente consumido en el mundo, el maíz; bien hacen los gringos en convertirlo en alimentos para cerdos.
- La marimba es un instrumento que solo sirve para tocar sones del siglo XX, propios de gente que ignora la belleza de las rancheras, el hip-hop y las bandas que endiosan el polvo blanco que no es harina.
- Qué es eso de pedir a las radios y las televisoras que le dediquen un espacio a los artistas nacionales. Esos medios deben ser una ventana para Hollywood, las rancheras y todo lo que llega en inglés.
- Nada de promover los indiomas, jerigonza que no sirve para que esa gente entienda las leyes y ordenanzas que salen del congreso, la corte de justicia y el ministerio púbico, entidades honradas a carta cabal.
Eso he estado pensando estos días luego de enterarme que el Congreso de la República quiere restarle 200 millones de quetzales al presupuesto del MCD, al tiempo que le incrementa de manera significativa los recursos a las instituciones más desprestigiadas del país, esas que todos sabemos (incluidos los diputados) que con hechos corrompen la armonía social de la nación. Tienen el descaro de no sorprenderse ante el desafío que les plantean los 48 cantones de Totonicapán. ¿Han entendido, acaso, lo que representa que los de la colonia Betania le digan a la gente “Si no baila no pasa”?
En mi columna del mes pasado planteaba que en el mundo entero hemos entrado a la era de la eterna crisis. La famosa “institucionalidad “ guatemalteca cruje estos días y este país tiene garantiza una cosecha de tormentas. Desde arriba se cree que la gente sigue drogada y adormecida y por eso le rinden tributo a la ignorancia y la mediocridad. Mientras tanto este 2023 los jóvenes están teniendo una magnífica clase práctica de ciudadanía, con héroes y villanos y mensajes más claros que en una película de Netflix.
Los malos de la película que estos días se filma en Guatemala, ¿tendrán la más mínima noción de lo que significa una revolución? Sería bueno que leyeran un par de páginas sobre lo que pasó en Francia, México, Rusia o Nicaragua.
Todo esto me hace recordar lo que uno de mis jefes en Unicef le dijo un día al gerente de un canal de televisión: ¿Sabe usted qué cosas están viendo sus hijos en la televisión?