El rey Bhumibol de Tailandia, padre y semidiós

El difunto rey de Tailandia Bhumibol Adulyadej logró a lo largo de sus 70 años de reinado una estatura de semidiós, objeto de infinita veneración y protegido por una represiva ley de lesa majestad.

Sus retratos con marcos dorados adornaban las calles y carreteras del país mostrando a este hombre delgado y de rostro anguloso a todas las edades (de joven como apasionado por la fotografía con su cámara colgada del cuello, y con más años encima, visitando a campesinos).

La fotografía de Bhumibol, con traje de gala o con un estilo informal, presidía comercios, hogares, escuelas… Se le veía visitando campos militares, explotaciones agrícolas o lagos artificiales, su gran pasión.

El día del padre coincide con su cumpleaños y muchos tailandeses lo llamaban «papá».

Fallecido a los 88 años el 13 de octubre de 2016, este jueves celebran su funeral en Bangkok.

«Estamos aquí para enviar a nuestro papá al cielo en tanto que Dios. Ahora nos puede ver desde allí arriba», declara Kingkan Kuntavee, una tailandesa de 47 años que se desplazó para arrodillarse el jueves al paso del cortejo funerario, como otros cientos de miles de súbditos.

– Su fortuna, un tabú –

Pero nadie habló nunca de lo que ocurría entre los muros del palacio, sobre todo debido a una ley de lesa majestad draconiana que enviaba a la cárcel a cualquier detractor.

Entre los temas tabú figuraban su fortuna colosal (Forbes lo puso en cabeza de los monarcas más ricos del mundo 2011) y la misteriosa muerte por bala de su hermano mayor, el rey Ananda Mahidol, Rama VIII, en el palacio en 1946.

El mismo día de la tragedia, Bhumibol fue proclamado Rama IX, noveno monarca de la dinastía de los Chakri. Precedió en siete años a Isabel II de Inglaterra, que ahora le sucede como la monarca con más tiempo en el trono en el mundo.

Entre 1946 y 1950, el hombre que se vio de repente propulsado al primer plano regresó a terminar sus estudios a Suiza, país en el que pasó gran parte de su juventud, después de su nacimiento el 5 de diciembre de 1927 en Estados Unidos.

No cesó a partir de entonces de construir su imagen de sabio, protector de la nación y encargado de la misión de mejorar la vida de su pueblo, imponiéndose como el denominador común de un país que registró 19 golpes o intentos del golpe de Estado a lo largo de su reinado.

En los años 1960 se mostró como baluarte del país vistiendo el uniforme verde oliva durante visitas a los militares que combatían a grupúsculos comunistas diseminados por las selvas de todo el país.

El rey desempeñó entonces un papel clave en el acercamiento a Estados Unidos en el momento en que su país se convertía en la retaguardia de Washington para la guerra de Vietnam.

– Glamur –

En esa misma época, la joven pareja real tailandesa hizo una gira por Estados Unidos, donde jugó la carta del glamur y de la modernidad. El rey, saxofonista aficionado, pudo saciar su pasión de jazz.

Su talento musical y su afición por la vela eran a menudo inmortalizados en videoclips de propaganda real difundidos en todos los cines del país antes de las películas.

«Al contrario de otras monarquías modernas, es imposible medir exactamente la popularidad de la monarquía tailandesa», estima el historiador David Streckfuss.

La competencia inédita del popular político Thaksin Shinawatra desde el comienzo de los años 2000 no agradaba al rey, según los analistas. Thaksin fue derrocado por un golpe de Estado en 2006.

Hábil estratega político a pesar de su falta de poder constitucional (desde la abolición de la monarquía absoluta en 1932), Bhumibol logró reafirmar la monarquía.

Su imagen de sabio se forjó sobre todo en su intervención durante el levantamiento popular de mayo de 1992, cuando, ante las cámaras de televisión, exhortó a los jefes de los dos bandos, en cuclillas ante él en señal de sumisión, a hacer las paces.

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