Sobre el papel todo parece oponer al los aficionados blancos, club tradicionalmente ligado a los círculos del poder español, y a los del Barcelona, símbolo de la identidad catalana.
Mientras en el Bernabéu se exhiben banderas españolas y se entona el pasodoble ‘Que viva España’, en el Camp Nou se multiplican las ‘esteladas’ (banderas independentistas) y se oyen los gritos de ‘¡independencia!».
«El Real Madrid es el equipo representativo de España, junto con la selección española», dice a la AFP, Eduardo González Calleja, profesor de Historia Contemporánea de la Universidad madrileña Carlos III.
González apunta al título de Real que acompaña al equipo blanco desde su fundación otorgado por la Casa Real, signo de su relación con el poder, mientras que «los equipos que no tienen este apelativo tienen un componente mucho más civil, burgués, como es el caso del Athletic de Bilbao o del FC Barcelona».
– ‘Derbi de España’ –
Pero a pesar de estas diferencias, el sábado a las 12h00 GMT, madrileños y barceloneses harán algo a la vez: vaciar las calles de sus ciudades para reunirse en el Santiago Bernabéu o ante un televisor para ver el clásico.
«Es el derbi de España y parece como si nadie pudiera ser neutral. Afecta a todos y en ese sentido es un evento unificador», asegura Sid Lowe, periodista e hispanista británico.
«El fútbol conecta mucho con la política, se diga o no se diga, pero es verdad eso no quita que los españoles sigan siendo muy aficionados y lo vayan a ver igual», afirmó el politólogo Pablo Simón.
Y es que para muchos españoles, el partido Real Madrid-Barcelona es una fiesta, prácticamente la excusa para reunirse con la familia o amigos y disfrutar de 90 minutos de fútbol más unidos que separados, un poco al estilo del sorteo del ‘Gordo’ de la lotería de Navidad, otro acontecimiento unificador que tendrá lugar el viernes.
Hasta en el momento más crudo de la crisis con Cataluña en otoño, todo el mundo mostró su deseo de que el Real Madrid y el Barcelona puedan seguir enfrentándose.
«No contemplo ni una España sin Cataluña ni una Liga sin el Barça», decía en octubre el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez.
– El Barça unido a la Liga –
«Queremos jugar la Liga y hoy nuestra participación está garantizada», decía, por su parte el mandatario azulgrana, Josep María Bartomeu, pese a que el club se ha posicionado en favor del ‘derecho a decidir’ de los catalanes.
«La viabilidad de la Liga y del Barça pasan por un mantenimiento del vínculo», insistía Bartomeu en octubre ante sus socios, tratando de mantener el equilibrio entre el sentimiento de muchos de sus socios catalanes y sus aficionados de toda España.
«Nadie en Cataluña quiere quedarse sin este partido aunque potencialmente pueda entrar en contradicción con sus posiciones políticas o sociales», afirma Lowe.
Y es que al final, para 47 millones de españoles, 7 de ellos catalanes, el clásico es un momento de comunión y nadie cree realmente que pueda desaparecer.
Dos veces al año en Liga, o más si los sorteos de otras competiciones así lo deciden, los dos mejores clubes de España, con proyección universal, se enfrentan en un duelo que no deja a nadie indiferente.
– El partido más seguido –
«Yo que pude vivirlo como jugador, que ahora lo vivo como entrenador, son unas emociones increíbles. Cuando llega el momento estás centrado en eso y es bonito vivirlo», destaca el técnico del Real Madrid, Zinedine Zidane.
Con 650 millones de telespectadores, es el partido de clubes, más seguido del mundo para ver al astro argentino Leo Messi por el lado azulgrana y al portugués Cristano Ronaldo con la elástica blanca.
Hasta las personas que normalmente no ven fútbol hacen una excepción para este partido.
El clásico «genera una parálisis en la evolución normal de la vida en España. Por eso siempre recomendamos ir al teatro o al cine en estos momentos porque las salas están vacías», relata Pablo Simón.
Este politólogo, incluso destaca los picos de natalidad que se dan en Madrid o Barcelona en función del vencedor.