- Tras una investigación del Vaticano, el papa Francisco expulsó a 10 personas de la cúpula del Sodalicio de Vida Cristiana, un polémico movimiento religioso en Perú.
Voz de América
Associated Press (AP)
CIUDAD DEL VATICANO — El papa Francisco tomó la inusual decisión de expulsar a 10 personas –un obispo, curas y laicos– de un polémico movimiento religioso en Perú luego que una investigación del Vaticano descubrió abusos “sádicos” de poder, autoridad y espiritualidad.
La medida contra la cúpula del Sodalicio de Vida Cristiana surgió luego que el papa decidió el mes pasado expulsar al fundador del grupo, Luis Figari, después que se descubrió que sodomizó a sus seguidores.
La decisión fue anunciada por la Conferencia Episcopal Peruana, que colocó un comunicado de la nunciatura vaticana en su sitio web. Los expulsados del movimiento católico son:
- El ex Superior General Sr. Eduardo Antonio Regal Villa.
- El Arzobispo Emérito de Piura S.E. Mons. José Antonio Eguren Anselmi.
- Los ex Superiores Regionales: Revdo. Rafael Alberto Ismodes Cascón, y el Revdo. Erwin Augusto Scheuch Pool.
- Los ex formadores: el Sr. Humberto Carlos Del Castillo Drago, el Sr. Oscar Adolfo Tokumura Tokomura y el Revdo. Daniel Alfonso Cardó Soria.
- Los ex miembros incorporados: el Sr. Ricardo Adolfo Trenemann Young y el Sr. Miguel Arturo Salazar Steiger.
- El periodista el Sr. Alejandro Bermudez Rosell.
La declaración fue sorprendente porque enumeró los abusos descubiertos por la investigación del Vaticano que rara vez son castigados canónicamente con tales medidas, y las personas responsables. Según el comunicado, los investigadores del Vaticano descubrieron abusos físicos “incluso con sadismo y violencia”, abusos de conciencia sectarios, espirituales, de autoridad y económicos en la administración del dinero de la Iglesia y el “abuso en el ejercicio del apostolado del periodismo”.
Este último presuntamente estaba dirigido a un periodista vinculado al Sodalicio que ha atacado a los críticos del movimiento en las redes sociales.
Figari fundó el movimiento en 1971 como una comunidad laica para reclutar “soldados de Dios”, una de varias sociedades católicas nacidas como una reacción conservadora al movimiento de teología de la liberación de tendencia izquierdista que se extendió por América Latina a partir de la década de 1960. En su apogeo, el grupo contaba con unos 20.000 miembros en Sudamérica y Estados Unidos. Tuvo una enorme influencia en Perú.
Las víctimas de los abusos de Figari se quejaron ante la arquidiócesis de Lima en 2011, aunque otras denuncias en su contra datan del año 2000. Pero ni la Iglesia local ni la Santa Sede tomaron medidas concretas hasta que una de las víctimas, Pedro Salinas, escribió un libro junto con la periodista Paola Ugaz en el que detallaba las retorcidas prácticas del Sodalicio en 2015, titulado “Mitad monjes, mitad soldados”.
Una investigación externa ordenada por el Sodalicio determinó que Figari era “un hombre narcisista, paranoico, degradante, vulgar, vengativo, manipulador, racista, sexista, elitista y obsesionado con temas sexuales y con la orientación sexual de los miembros del SCV”.
Los investigadores del Vaticano, monseñor Jordi Bertomeu, de España, y el arzobispo Charles Scicluna, de Malta, fueron los encargados de obtener toda la información sobre las denuncias que se dieron. (ambos aparecen caminan fuera de la Nunciatura Apostólica en Lima, Perú, en la foto superior)
La investigación, publicada en 2017, descubrió que Figari sodomizaba a sus reclutas y los obligaba a acariciarlo a él y a acariciarse entre sí. Le gustaba verlos “experimentar dolor, incomodidad y miedo”, y los humillaba frente a los demás para mejorar su control sobre ellos, según el informe.
Aun así, la Santa Sede se negó a expulsar a Figari del movimiento en 2017 y se limitó a ordenarle que viviera apartado de la comunidad del Sodalicio en Roma y cesara todo contacto con ella. Parecía que el Vaticano no sabía qué hacer bajo el derecho canónico, el cual no previó castigos para los fundadores de comunidades religiosas que no eran sacerdotes. Esto causó la indignación de las víctimas.
La investigación fue llevada a cabo por los principales investigadores de delitos sexuales del Vaticano, el arzobispo de Malta, Charles Scicluna, y monseñor Jordi Bertomeu, del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, quienes viajaron a Lima el año pasado para tomar testimonio de las víctimas.
Pero según los hallazgos de la más reciente investigación del Vaticano, los abusos fueron más allá de Figari, e incluyeron el acoso y la intervención de las comunicaciones de sus víctimas, al tiempo que encubrían los delitos cometidos como parte de sus deberes oficiales.
La persona de más alto rango en ser expulsada es el arzobispo José Antonio Eguren, a quien Francisco obligó a renunciar como obispo de Piura en abril por su historial, después de que demandó a Salinas y Ugaz por sus reportajes.
En el comunicado, el Vaticano dijo que el papa Francisco y los obispos peruanos, “entristecidos por lo ocurrido, piden perdón a las víctimas” y ruegan “que se inicie un camino de justicia y reparación”.
El Sodalicio no respondió por el momento a una solicitud de comentarios.