El Papa no quiso faltar a su cita con la estatua de la Virgen de la Inmaculada en la plaza de España de Roma y acudió de incógnito a primera hora de la mañana para rezar ante ella de forma privada durante unos diez minutos.
Según ha informado la oficina de prensa del Vaticano, Francisco llegó a las 7 de la mañana «para cumplir un acto de veneración privada a María Inmaculada».
En las fotos captadas por los pocos periodistas presentes, se observa al Papa con un paraguas negro que lo protege de la intensa lluvia rezando ante la imagen de la Virgen de la Inmaculada situada ante la embajada de España ante la Santa Sede.
El pontífice depositó un ramo de rosas blancas en la base de la columna que soporta la estatua de la Virgen y se dirigió a ella en oración para que «vele con amor por Roma y sus habitantes, confiándole a todos los que en esta ciudad y en el mundo padecen enfermedades y desalientos«, según la información del Vaticano.
El pontífice llegó a las 7 y a las 7.15 se trasladó a la basílica de Santa María Mayor donde ha rezado ante el icono de la Virgen ‘Salus Populi Romani’ donde celebró una misa privada en la capilla del Pesebre para regresar después al Vaticano.