El nuevo coronavirus separa dos “ciudades gemelas” de Australia

La frontera estatal que divide las ciudades gemelas australianas de Coolangatta y Tweed Heads no preocupaba a los habitantes, acostumbrados a cruzar la línea invisible todos los días para tomarse un café o practicar surf. Hasta que llegó el nuevo coronavirus.

Como consecuencia de las medidas adoptadas en marzo en Australia para detener la pandemia, por primera vez desde la epidemia de gripe española de 1918-19, Queensland cerró su frontera con Nueva Gales del Sur, el estado australiano más afectado por la COVID-19.

Bloques de hormigón impiden el paso en las calles, separando a familias, amigos e incluso vecinos, cuyas casas se hallan a ambos lados de esta frontera.

AFP / Patrick Hamilton Un bañista, en la playa de Coolangatta, en la frontera entre Queensland y Nueva Gales del Sur, en Australia, cerrada a causa del nuevo coronavirus.

Para los habitantes, estar separados los unos de los otros fue «un verdadero shock», explica Dean Saul, propietario de una cafetería en Queensland pero que vive del otro lado de la línea divisoria, en Nueva Gales del Sur.

«Nunca podríamos haber imaginado esto», añade.

Se han erigido puestos fronterizos, vigilados por policías y militares, entre estas «ciudades gemelas» situadas en los suburbios de la turística aglomeración de Gold Coast (este de Australia), en la costa del Pacífico.

Las autoridades han pedido a los australianos que se queden en casa, de modo que los habitantes de Tweed Heads (Nueva Gales del Sur) ya no pueden ir a Coolangatta (Queensland) a no ser que sea para trabajar o tengan una buena razón.

Amy Jobson, de 31 años, vive en Coolangatta y considera «una locura» ver al ejército detener los autos que circulan entre estas ciudades tranquilas, famosas por sus playas.

«Entiendo perfectamente por qué se hace», dice, «pero para alguien que ha vivido aquí toda su vida, es muy extraño tener estas barreras en lugares por los que pasas a diario».

AFP / Patrick Hamilton Un panel de advertencia cerca de un puesto de control en la autopista fronteriza entre los estados australianos de Queensland y Nueva Gales del Sur.

Cuando anunció las nuevas restricciones el 24 de marzo, la primera ministra de Queensland, Annastacia Palaszczuk, afirmó que «no apuntaban a los residentes fronterizos que cruzan para hacer la compra, ir a trabajar, acudir a citas médicas o volver a casa».

Pero en este momento excepcional, les instó a «quedarse en su estado».

Los residentes que viven al otro lado de la frontera y que tienen motivos para ir a Queensland cuentan con un permiso para cruzar y evitar así 14 días de cuarentena a su llegada.

«Desconcertante»

Jobson, quien trabaja en Tweed Heads, asegura que «siempre se siente un poco angustiada de cruzar la frontera y justificar lo que hago», pero «si tienes el permiso en el parabrisas, es bastante fácil cruzar».

La concejala de Gold Coast Gail O’Neill explica que, al principio, era «desconcertante» para muchos residentes, pero ahora la mayoría respeta las reglas, incluso los surfistas que solían recorrer kilómetros en busca de las mejores olas.

En Coolangatta, como en otros lugares de Australia, la mayoría de los comercios, restaurantes y todos los pubs están cerrados y miles de personas han perdido el empleo.

AFP / Patrick Hamilton Dean Saul, en su cafetería de Kirra Beach, en la frontera entre Queensland y Nueva Gales del Sur, cerrada a causa del coronavirus.

Dean Saul y su esposa Lisa mantuvieron su cafetería, el Kirra, abierta, pero el volumen de negocio se desplomó un 70% con la caída de turistas y clientes que viven del lado de Nueva Gales del Sur.

«Hemos recibido mensajes a través de las redes sociales diciendo ‘lo sentimos, no podemos ir. Le deseamos mucho ánimo, nos vemos cuando la frontera reabra'», explica.

Se desconoce en qué medida el cierre de la frontera ha contribuido a impedir la propagación de la COVID-19 en Queensland, que registró 1.001 casos y cuatro muertes.

Nueva Gales del Sur, mucho más poblada, tiene casi tres veces más casos y 26 muertes, casi la mitad del balance nacional.

En general, el avance de las infecciones ha disminuido en Australia, pero las autoridades advierten que las restricciones de desplazamiento y reunión seguirán vigentes durante al menos un mes.

AFP / Patrick Hamilton Gail O’Neill, concejala de Gold Coast, en la frontera entre los estados australianos de Queensland y Nueva Gales del Sur, cerrada a causa del coronavirus, en Colangatta.

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