El mundo en alerta máxima por el coronavirus ve un rayo de esperanza en China

De Europa a Australia, pasando por países hasta ahora escépticos como Estados Unidos, el mundo está en estado de alerta máxima frente al coronavirus. De China, donde surgió la epidemia, llegó sin embargo este jueves una nota positiva ya que, por primera vez, no se registró ningún contagio local.

Para luchar contra este «enemigo de la humanidad», como lo calificó la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ya contagió a casi 210,000 personas y mató a más de 8,700, Europa y Estados Unidos anunciaron cientos de miles de millones de ayuda pública.

El jueves, las principales bolsas europeas, que en estos últimos días han tocado fondo, parecían acoger con cierto optimismo estos anuncios y abrieron en positivo.

El covid-19 sigue avanzando sin distinguir clases sociales, razas o continentes. El negociador europeo para el Brexit, Michel Barnier, anunció este jueves que dio positivo por el nuevo coronavirus. «Estoy tan bien como puedo estar, confinado estrictamente en mi domicilio», explicó en un video subido a su cuenta en Twitter.

Italia, con casi 3,000 muertos, es el país europeo más golpeado por la pandemia, que ya es más letal en Europa que en Asia. 

Una semana después de entrar en vigor el confinamiento de la población, el país transalpino registró el miércoles 475 decesos en 24 horas, el peor balance diario en un solo país, incluso más que las cifras chinas en el auge de la propagación en Wuhan, primer epicentro de la epidemia.

China, en cambio, no registró en las últimas 24 horas ningún caso de contagio local y reportó 34 casos originados en personas provenientes del extranjero.

Silencio angustiante

El coronavirus también causó su primer muerto en África subsahariana, en Burkina Faso. África tiene que «despertarse» y «prepararse para lo peor», advirtió el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Rusia también registró su primera víctima mortal por el COVID-19.

Por otra parte, España, con casi 14,000 contagios y 600 fallecidos, es el cuarto país del mundo más castigado por la epidemia, que llevó al gobierno a declarar el estado de alarma y decretar una cuarentena casi total.

El miércoles por la noche, el rey Felipe VI pidió unidad a los españoles en tiempos complicados para el país, en un discurso televisado. Durante su comparecencia, en ciudades como Madrid y Barcelona, numerosos vecinos protestaron contra la monarquía haciendo repicar cazuelas desde los balcones que estos mismos días utilizan para homenajear al personal médico entregado a combatir el coronavirus.

En Reino Unido, donde se superó el umbral de los 100 muertos, las autoridades ordenaron el cierre de las escuelas a partir del viernes.

Según la Unesco, más de 850 millones de jóvenes en todo el mundo, o casi la mitad de los alumnos y estudiantes, tienen su escuela cerrada.

Para intentar contener la propagación del virus, cada vez son más los países que imponen restricciones en los desplazamientos.

Australia y Nueva Zelanda anunciaron más medidas para limitar el acceso a sus territorios. Israel también cerró sus fronteras a todos los extranjeros, con excepción de los residentes.

En total, más de 500 millones de personas están confinadas en sus casas, según un recuento de la AFP.

«¡Lo único que me angustia, es el silencio!», decía el octogenario Roberto Fichera en Roma. «No se oye un ruido, ni un coche, las calles están vacías… Cuando sales a andar y oyes unos pasos detrás, casi tienes miedo y te das la vuelta nervioso».

En Italia, las medidas de confinamiento, previstas hasta el 3 de abril, serán «prolongadas», anunciaron las autoridades.

La vecina Francia, cuyos habitantes sólo pueden salir de sus casas para ir al supermercado, al médico o a trabajar cuando no es posible hacerlo a distancia, «muy probablemente» también prolongará estas medidas más allá de los 15 días previstos inicialmente.

En Alemania, donde se confirmaron más de 10.000 casos, la canciller Angela Merkel pidió a sus conciudadanos que siguieran las recomendaciones de limitar los desplazamientos, «imprescindibles para salvar vidas».

«Histeria»

En América Latina el virus mantiene su avance, y ya es responsable de más de 1,300 contagios y 10 muertes. Chile, que contabiliza unos 200 casos de contagio, decretó el «estado de catástrofe» y sacó a militares a las calles. 

Además, Colombia y Bolivia anunciaron la emergencia sanitaria. En Argentina, que registró la tercera víctima fatal, se paralizarán durante cinco días los vuelos domésticos, buses y trenes de larga distancia para evitar la circulación interna de turistas.

Cuba y Costa Rica registraron sus primeras víctimas fatales a causa de la pandemia, mientras que Nicaragua y El Salvador reportaron sus primeros casos confirmados de contaminación.

En Brasil, donde hay confirmados 290 contagios, el presidente Jair Bolsonaro, criticó la «histeria» en las reacciones mundiales frente a la pandemia, pero de hecho dos de sus ministros ya dieron positivo al contagio.

Una medida «extraordinaria»

En el plano económico, todo funciona cada vez más al ralentí. General Motors y Ford anunciaron la suspensión de su producción de automóviles en Norteamérica. 

Para el director ejecutivo de Lufthansa, con más del 90% de sus aviones inmovilizados, «el futuro de la aviación» está en peligro sin ayudas públicas.

La pandemia podría destruir 25 millones de empleos en todo el mundo, advirtió la Organización Internacional del Trabajo, que instó a tomar medidas «de gran envergadura» para proteger a los trabajadores y reactivar la economía.

En este contexto excepcional, el Banco Central Europea (BCE) anunció el miércoles por la noche el lanzamiento de un mecanismo por valor de 750.000 millones de euros para compra de títulos de deuda pública y privada, con vistas a proteger la economía europea del impacto del COVID-19.

Una iniciativa «extraordinaria», según la titular de la institución, Christine Lagarde, de la que también se alegraron los líderes de la Unión Europea.

En Estados Unidos, el presidente Donald Trump, quien durante mucho tiempo parecía no darle importancia a la epidemia, promulgó un plan de ayuda social por unos 100,000 millones de dólares destinado a los trabajadores afectados. La Casa Blanca, además, negocia un plan de estímulo económico que podría alcanzar 1.3 billones de dólares.

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