En Aragón, una de las regiones más afectadas por el covid-19 en Europa ubicada en un noreste de España con los contagios en alza, vuelven los malos recuerdos: gran afluencia de enfermos, un exigido sistema sanitario y un hospital de campaña.
Todo comenzó «en forma de brotes intrafamiliares» en «barrios populosos con una población desfavorecida» de Zaragoza, capital de Aragón, «que es un entorno francamente propicio para la transmisión», por la pobreza, el hacinamiento o la barrera del lenguaje, señala José Ramón Paño, especialista en enfermedades infecciosas en el hospital clínico universitario de Zaragoza.
Esas «chispas iniciales» fueron avividas con «eventos de supertansmisión», como celebraciones familiares y ocio nocturno, y luego el «incendio» se propagó a los lugares de trabajo y las residencias de ancianos y ha puesto al sistema sanitario «bajo presión», dice Paño.
En los últimos siete días, Aragón ha sido la región española con la tasa de contagios más alta, 270 casos por cada 100,000 habitantes, 242 hospitalizaciones y 32 decesos, según las cifras del Ministerio de Sanidad publicadas el martes.
AFP/Archivos / César Manso Ocho personas esperan frente a un centro de salud del barrio de Delicias, en Zaragoza (España), para realizarse un test PCR el 10 de agosto de 2020
Nuestra Señora del Pilar en Zaragoza
A principios de esta semana, prácticamente ningún turista paseaba frente a la célebre Basílica de Nuestra Señora del Pilar en Zaragoza. El acuario fluvial, uno de los más grandes del mundo, volvió a cerrar por seguridad el 27 de julio tras reabrir por mes y medio.
Pero las calles peatonales de la quinta ciudad de España, con 675,000 habitantes, se muestran animadas.
En el vecindario popular de Delicias, el más golpeado por la epidemia, se puede ver gente sentada en terrazas de bares y personas mayores paseando, sin mayor preocupación.
Otros, como Dolores Valencia Gómez, de 74 años, evitan salir «por miedo». La septuagenaria terminó saliendo a la calle a comprar lotería.
Mientras algunos esperan pacientemente frente a las tiendas, otros forman filas frente a los centros de salud.
AFP/Archivos / César Manso Un trabajador sanitario sostiene muestras para detectar la COVID-19 en el centro de salud de La Jota en Zaragoza el 10 de agosto de 2020
«Hola, le llamo para la prueba PCR. Si está cerca, pase por favor», se puede escuchar en el centro de La Jota, donde el teléfono no está sin descolgar por mucho tiempo.
Los pacientes van entrando a una sala donde una enfermera con una «armadura» sanitaria (doble bata, visera, mascarilla, doble par de guantes) les introduce un hisopo por la nariz. En dos minutos, pasa el siguiente.
Controlar las cuarentenas
En la primera semana de agosto, Aragón efectuó entre 3,500 y 4,000 tests PCR al día entre su población de 1.3 millones de habitantes, según las autoridades.
AFP/Archivos / César Manso Personas paseando en una calle comercial del barrio de Las Delicias en Zaragoza, España, el 10 de agosto de 2020
Una vez se diagnostica un caso, los «rastreadores» identifican los últimos contactos del paciente y los convocan para realizarles la prueba.
Y aún si el test da negativo, deben guardar una cuarentena, explicó a la AFP Natalia Formento, una enfermera «rastreadora».
Análisis
Luis Miguel García, al frente de la Sociedad Aragonesa de Medicina Familiar y Comunitaria, matiza los datos en la región: «Se está testando mucho, pero (se detectan) asintomáticos», y no se sabe si esas personas son actualmente contagiosos o si lo fueron antes.
Según este médico, se debe tomar en cuenta la edad de la población de Aragón: «Se murió un paciente mío de 85 años con cáncer de colon. ¿Se ha muerto de coronavirus o con coronavirus?».
A principios de agosto, Javier Lambán, el presidente regional de Aragón, habló de una «tormenta perfecta», entre «los excesos del ocio juvenil» y «los temporeros», que suelen trabajar en condiciones precarias, usualmente sin papeles, y viven en condiciones insalubres. Además, este colectivo se desplaza de región en región en función de la temporada.
Lambán prometió implementar un dispositivo de control con policías, trabajadores sociales, personal de seguridad civil y personal sanitario para verificar que las personas diagnosticadas con coronavirus y sus contactos directos respeten la cuarentena en sus casas.
Las visitas para comprobarlo deben comenzar próximamente, indicó una fuente regional a la AFP.
AFP/Archivos / César Manso Terraza de una cafetería en el barrio de Las Delicias en Zaragoza, España, el 10 de agosto de 2020
Sanciones
¿Tendría que sancionarse el incumplimiento del confinamiento? Para Melanie Salazar y Julio Tapasca, de 18 y 21 años, la respuesta es afirmativa: «Estamos asustados por los jóvenes y toda la gente que no cumple las normas. Es culpa del gobierno, por la policía que podría ser más estricta, hacer multas mas fuertes».
La policía Zaragoza informó a la AFP que solo la primera semana de agosto disolvió 75 reuniones de jóvenes.
Como en el momento más fuerte de la epidemia, el ejército comenzó a instalar el miércoles un hospital de campaña de 400 m2 en el estacionamiento del hospital universitario de Zaragoza.