Los ingresos tributarios previstos como meta de recaudación de la SAT el año pasado sumaban Q54,701.1 millones; sin embargo, lo efectivamente captado fueron Q49,724.3 millones, entre la administración tributaria y otros entes recaudadores, lo que da como resultado una brecha presupuestaria de Q4,796.8 millones.
Los números no mienten y ante esta evidencia, la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) no tuvo más remedio que reconocer el agujero fiscal que no solo afectó la gestión de la administración anterior, sino que el problema continúa para los nuevos gobernantes.
Según el ente recaudador, en diciembre los ingresos del gobierno central alcanzaron los Q3,624.3 millones, contra los Q3,898.5 millones previstos y aunque la diferencia fue de «solo» Q274.3 millones, lo efectivamente percibido no fue suficiente para llegar ni remotamente a lo que se esperaba en términos anuales.
Las justificaciones
Ante el incumplimiento de la meta pactada entre el expresidente Otto Pérez y la SAT, esta institución ofrece una serie de justificaciones que van desde una disminución de lo captado por Impuesto Sobre la Renta (Q579.6 millones) debido a los efectos adversos de la última reforma tributaria, hasta la baja en los precios de los combustibles importados, la estabilidad del tipo de cambio y la derogación del impuesto a la telefonía (otros Q1,344 millones no percibidos).
Mientras tanto, el presidente Jimmy Morales ya confirmó que encontró las arcas vacías, lo que se refleja en el desabastecimiento en los hospitales, así como en sueldos y prestaciones no pagadas a cientos de miles de trabajadores estatales, aparte de la paralización de obras, por lo que su primera acción en materia financiera será recurrir a nuevo endeudamiento.