El FMI eleva perspectiva de crecimiento para este año y reduce expansión América Latina en 2023

  • Estima crecimiento para este año en 3,5 % –contra 3,0 % estimado en julio– mientras que la expansión de la producción en Latinoamérica la redujo en 0,3 puntos porcentuales, a 1,7 %.

WASHINGTON — El Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó el martes sus pronósticos de crecimiento económico en 2022 para América Latina y el Caribe, pero recortó su proyección de expansión en 2023 debido a cambios en los precios de las materias primas y las condiciones de financiamiento externo.

De acuerdo a sus proyecciones, el FMI espera que el crecimiento para este año sea del 3,5 %, desde el 3,0 % de su estimación de julio, mientras que su proyección de expansión de la producción mundial en 2022 se mantuvo sin cambios en 3,2 %.

De acuerdo a la información divulgada el martes, para el 2023 se pronostica que la expansión de la producción en Latinoamérica y el Caribe se reduzca en 0,3 puntos porcentuales, a 1,7 %. A nivel mundial, la cifra fue recortada en 0,2 puntos porcentuales hasta el 2,7 %.

La mejoría del pronóstico regional de este año se basa en «una actividad más fuerte de lo esperado en la primera mitad de 2022 gracias a precios favorables de las materias primas, las condiciones de financiamiento externo aún favorables y la normalización de las actividades en los sectores intensivos», dijo el FMI el martes, cuando publicó el documento Informes de Perspectivas de la economía mundial: Afrontar la crisis del costro de vida.

«Sin embargo, se espera que el crecimiento en la región se desacelere a fines de 2022 y 2023 a medida que el crecimiento de los países socios se debilite, las condiciones financieras se endurezcan y los precios de las materias primas disminuyan», indicó el reporte.

El FMI prevé que los precios al consumidor finalicen el año con un alza del 14,6 % en la región, con una proyección de que la tasa de inflación desacelere 9,5 % el próximo año.

«La actividad económica mundial está experimentando una desaceleración generalizada y más acentuada de lo previsto, con la inflación más alta registrada en varios decenios. La crisis del costo de vida, el endurecimiento de las condiciones financieras en la mayoría de las regiones, la invasión rusa de Ucrania y la persistencia de la pandemia de COVID-19 inciden notablemente en las perspectivas», indicó el organismo financiero.

Las proyecciones del Banco Mundial mostraron la semana pasada que la producción económica regional de América Latina y el Caribe crecerá un 3 % este año y se desacelerará a un 1,6 % en 2023, un avance descrito como insuficiente para reducir significativamente la pobreza.

La inflación continúa siendo una preocupación en los mercados desarrollados y emergentes según la perspectiva del FMI.

El FMI prevé que los precios al consumidor finalicen el año con un alza del 14,6 % en la región, con una proyección de que la tasa de inflación desacelere 9,5 % el próximo año.

Según los pronósticos, el crecimiento mundial se desacelerará de 6,0 % en 2021 a 3,2% en 2022 y 2,7% en 2023. Exceptuando la crisis financiera mundial y la fase aguda de la pandemia de COVID-19, este es el perfil de crecimiento más flojo desde 2001.

Inflación

Se pronostica que la inflación mundial aumente de 4,7 % en 2021 a 8,8 % en 2022, para luego descender a 6,5 % en 2023 y 4,1 % en 2024.

Para las economías emergentes y en desarrollo, el FMI prevé que la inflación aumente al 9,9 % en 2022, desde el 5,9 % en 2021, antes de disminuir al 8,1 % el próximo año.

El organismo financiero indica que se debe mantener el curso de política monetaria para restaurar la estabilidad de precios, y la política fiscal debe procurar aliviar las presiones sobre el costo de vida, manteniendo una orientación lo suficientemente restrictiva para que esté alineada con la política monetaria.

Para contribuir más a la lucha con la inflación se puede recurrir a reformas estructurales que mejoren la productividad y alivien las restricciones sobre la oferta, en tanto que la cooperación multilateral es necesaria para acelerar la transición a la energía verde y evitar la fragmentación, aconseja el FMI.