Por: Enma Reyes
El Ministerio de Cultura y Deportes declaró este domingo los conocimientos y procesos de elaboración de fiambre como Patrimonio Cultural Intangible de la Nación.
El titular de dicha cartera, Elder Súchite Vargas, instó a la población guatemalteca a “preservar esta tradición”, que consiste en una ensalada con más de 50 ingrediente, entre ellos: embutidos, carnes, quesos, verduras, entre otros.
La designación se dio durante el “Primer Rotary Fiambre Fest” que se llevó a cabo ayer en el Parque de la Industria, a pocos días del 1 de noviembre, Día de Todos los Santos Difuntos, fecha en que todos los guatemaltecos se reúnen para preparar y degustar de este platillo.
Jorge Mario Chajón, director del Instituto Guatemalteco de Turismo, destacó la “diversidad” del país, reflejada en la receta del histórico alimento, que cuenta con una variedad de estilos de preparación y tipos, siendo los más conocidos el blanco y rojo.
El fiambre, según explica el fallecido antropólogo e historiador Celso Lara, en su libro “Fieles difuntos, santos y ánimas benditas en Guatemala: una invocación ancestral”, es una de las mejores expresiones de la tradición guatemalteca, ya que representa la pluriculturalidad y multiculturalidad del país.
Mezcla de culturas
Para Luis Villar Anleu, en su libro “La Cocina popular Guatemalteca”, expresa que este platillo es una fusión de culturas, ya que las verduras son de origen prehispánico, las carnes y embutidos de influencias española, y el uso de quesos, alcaparras y aceitunas, entre otras especies, de herencia árabe.
Fue la población guatemalteca colonial, a finales del siglo XVI, la que creó este plato frío, especial para ser ingerido en las celebraciones mortuorias. Pero no quedaría arraigado y afianzado como “comida de muerto” hasta el siglo XIX, cuando se erigió por su simbolismo, exquisitez y exuberancia.
En la unión de ingredientes y procesos ahora queda plasmado el sincretismo que todo guatemalteco lleva dentro, la mezcla de culturas, razas, costumbres e historias.