En el año más raro, con una edición marcada por el coronavirus, el feminismo acaparó esta semana el festival de Venecia con filmes que narran las combativas y difíciles vidas de las mujeres.
Por años criticado por la ausencia de mujeres directores en la selección oficial, el festival veneciano ha mostrado en su edición de 2020 su lado más intensamente feminista.
Con ocho mujeres frente a 10 hombres compitiendo por el preciado León de Oro, la Mostra no sólo casi alcanza la debatida paridad, sino que apuesta por un cine con una mirada feminista y con argumentos muy femeninos.
Miss Marx
Es el caso de la trágica vida de la hija de Karl Marx, narrada en el filme «Miss Marx» de la italiana Susanna Nicchiarelli, elogiado y apreciado por la crítica italiana.
La hija más pequeña del padre del comunismo, Eleanor, fue una de las primeras mujeres en asociar la lucha por la igualdad de las mujeres con la lucha de clases a finales del siglo XIX.
«Todas somos Miss Marx», escribió la crítica de cine Teresa Marchesi en el Huffpost al referirse a la historia atormentada de una mujer culta y brillante, que creía en el poder liberatorio de la cultura y el arte, pero que a pesar de ello llega al suicidio a los 43 años por una relación amorosa tortuosa, desgastada por la infidelidad de su amado.
El filme sobre la hija menor de Marx, nacida en Londres en 1855, resulta un himno al feminismo y además combina lenguajes diferentes, imágenes del siglo XIX con música ultramoderna, mezclando, como ocurrió en la vida de la protagonista, razón y sentimiento.
«‘Miss Marx’ es la película socialista y feminista que el cine y el mundo actual necesitan», sostiene el diario especializado Fotogramas.
«No, no la definiría una película feminista», sostiene en cambio la directora, quien subrayó sin embargo que Eleanora fue «la primera en utilizar el socialismo para su discurso feminista y en hablar de feminismo en términos económicos».
Piezas de una mujer
Completamente diferente, pero con una temática también muy femenina, es el filme «Piezas de una mujer» del director húngaro Kornél Mundruczó.
Dirigido por un realizador hombre, la película es la historia de una mujer que pierde a su bebé tras el parto.
La cinta, con licencias poéticas algo banales, describe la pérdida, el dolor y toca esos sentimientos inexplicables que una desgracia desata hasta desgarrar a una familia.
Con guión de la escritora Kata Wéber, esposa del realizador, describe las fases de ese duelo: negación, ira, depresión y finalmente aceptación.
Protagonizada por la actriz inglesa Vanessa Kirby, conocida por su papel en la serie televisiva «The Crown», inicia con un impresionante parto en casa, una escena que dura casi 40 minutos y filmada con una sola toma.
«Mi esposa y yo queríamos compartir con el público una de nuestras experiencias más personales, a través de la historia de un niño que nace muerto, con la esperanza de que el arte pueda ser el mejor remedio para el dolor», confesó el cineasta.
La Historia con H mayúscula
Dos películas, también en competición, abordan también dolores y tragedias colectivas realmente ocurridas, pero desde la vivencia de una mujer.
Es el caso de «¿Quo Vadis, Aida?», la cinta bosnia de la realizadora Jasmila Zbanic, sobre la masacre de Srebrenica.
La protagonista, Jasna Duricic, encarna a una madre que trata de salvar sin éxito a su familia y gracias a ese papel la actriz figura entre las candidatas a la Copa Volpi por su actuación.
Más que el feminismo, es la transformación de una mujer con ideales férreos, lo que inspira al reconocido y premiado director, guionista y productor ruso Andrei Konchalovsky para su filme «Queridos camaradas» («Dorogie tovarischi»).
El célebre realizador, de 83 años, con una extensa filmografía, apunta al León de Oro, al narrar una masacre que realmente tuvo lugar en la Unión Soviética en junio de 1962 y que permaneció en secreto por décadas.
Konchalovsky, vencedor de dos Leones de Plata en 2016 y 2014, vuelve al Lido con un filme en blanco y negro, de dos horas de duración, sobre la Historia con H mayúscula y contada a través de los ojos de una mujer, militante convencida del Partido Comunista local, que pierde sus ideales tras presenciar la masacre cometida en la ciudad soviética de Novocherkassk, durante la cual desaparece la hija.
Para reprimir las huelgas y manifestaciones soldados del ejército y agentes de la KGB abrieron fuego contra los manifestantes: 26 personas desarmadas perdieron la vida, más de 200 fueron arrestadas y siete fueron condenadas a muerte.
«Mi filme es un tributo a la generación que vio cómo se derrumbaron sus ideales y mitos», explicó Konchalovsky.