El grupo yihadista Estado Islámico anunció el jueves un nuevo líder, Abu Ibrahim al Hashimi al Qurashi, en reemplazo de Abu Bakr al Bagdadi, cuya muerte en un ataque de Estados Unidos fue confirmada por la organización.
«¡Oh musulmanes, oh muyaidines, soldados del EI (…) lloramos al comandante de los creyentes, Abu Bakr al Bagdadi!», indicó el EI en un mensaje audio colgado en la aplicación Telegram.
El grupo yihadista llamó igualmente a vengar la muerte de Bagdadi en este mensaje leído por Abu Hamza al Qurashi, presentado como el portavoz del EI.
También confirmó la muerte, en otro ataque, de su exportavoz Abu al Hasan al Muhajir, que fue brazo derecho de Abu Bakr al Bagdadi.
El EI añadió que la «Majli al shura (la asamblea consultiva, en árabe)» había prestado juramento de lealtad a Abu Ibrahim al Hashimi al Qurashi como nuevo «comandante de los creyentes» y nuevo «califa de los musulmanes».
Este nombre apareció en raras ocasiones entre los potenciales sucesores de Bagdadi, cuya muerte se había anunciado repetidas veces en los últimos años.
«Juez del EI»
«No se sabe mucho de él, salvo que es el principal juez del EI y que dirige la Autoridad de la Sharia [ley islámica]», indicó a la AFP Hisham al Hashemi, un experto iraquí del EI.
El presidente estadounidense Donald Trump anunció en persona el domingo, desde la Casa Blanca, la muerte de Bagdadi, considerado el responsable de atroces muertes y atentados en el mundo entero.
El miércoles, el Pentágono divulgó varias fotos y extractos de videos donde se ve especialmente a una decena de soldados acercarse, el sábado por la noche, al recinto donde estaba escondido el jefe yihadista en el pueblo de Barisha, en el noroeste de Siria.
Acorralado por las fuerzas especiales estadounidenses, el líder del EI detonó su «chaleco» cargado de explosivos en el interior de un túnel que se había cavado para su protección. «Murió como un perro», afirmó Donald Trump.
En su grabación de audio de siete minutos de duración, el nuevo portavoz de la organización yihadista llamó a vengar esta muerte, y amenazó específicamente a Estados Unidos con represalias, calificando a su presidente de «viejo hombre loco».
«No te alegres, América» amenazó el nuevo portavoz del EI. «El nuevo elegido hará que te olvides del horror que has experimentado […] y que los éxitos en los días de Bagdadi parezcan dulces» en comparación, añadió.
Desde que en 2014 se autoproclamara «califa» de un territorio que contó con hasta siete millones de habitantes, entre Irak y Siria, Abu Bakr al Bagdadi se había convertido en el hombre más buscado del mundo.
Pero todos los intentos por eliminar a este iraquí de 48 años habían sido un fracaso hasta ahora, pues el imán vivía en la sombra.
«Nos esperamos cualquier cosa»
Su sucesor hereda un movimiento en plena desbandada, que tras la caída de su «califato» en marzo, se halla ahora diseminado en multitud de células clandestinas, con poca capacidad de comunicación.
Abu Ibrahim al Hashimi al Qurashi cuenta de todas formas con 14.000 combatientes en Siria e Irak, según cálculos de Russ Travers, director interino del Centro Nacional de Contraterrorismo estadounidense.
Una opción para el nuevo jefe podría ser acercarse al actual líder de Al Qaida, el egipcio Ayman al Zawahiri.
En el mensaje de audio difundido el jueves, el portavoz del EI hizo referencia al llamado del exjefe yihadista a favor de la liberación de los detenidos del EI por los kurdos en Siria.
Estos afirman que tienen detenidos a unos 12.000 presuntos yihadistas del EI, incluidos más de 2.000 extranjeros.
Las fuerzas kurdas en Siria, socios durante años de Washington en la encarnizada lucha contra el EI, advirtieron que pueden producirse atentados en breve, tras la muerte del histórico fundador del EI.
«Nos esperamos cualquier cosa, incluidos ataques contra las cárceles» declaró Mazlum Abdi, comandante en jefe de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), en referencia a los centros penitenciarios bajo su control, en los que se hacinan miles de yihadistas.
El cuerpo de Bagdadi yace en el fondo del mar, como sucedió con Osama Bin Laden, el jefe de Al Qaida y responsable de los atentados del 11 de septiembre de 2001. En ambos casos, la prioridad estadounidense era evitar que el lugar donde pudieran ser enterrados se convirtiera en centro de peregrinaciones.