- Comisaria de Salud recuerda que, aunque ha disminuido, la amenaza «sigue acechando»
La comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Dunja Mijatovic, ha pedido, con motivo del Día Mundial de la Salud, que se celebra este 7 de abril, no olvidar la pandemia de COVID-19 pese a la guerra en Ucrania.
«Hoy toda nuestra atención se centra en una guerra brutal en el centro de Europa, lo que plantea preocupaciones urgentes en materia de salud para los heridos, los que no pueden evacuar y los que huyen de la guerra, así como para las comunidades de acogida. Sin embargo, no debemos olvidarnos del COVID-19, que sigue estando muy presente en nuestra vida cotidiana», ha señalado en un comunicado.
Mijatovic ha apuntado que a pesar de «los importantes avances, el desarrollo de múltiples vacunas contra el virus, la producción de nuevas y más eficaces opciones de tratamiento y, lo que es más importante, la disminución general de las enfermedades graves y la mortalidad causadas por el virus», las infecciones notificadas por COVID-19 «siguen siendo elevadas en todo el mundo y la amenaza de nuevas variantes sigue acechando».
Para ser más resistentes frente a las pandemias y otras emergencias sanitarias, ha instado a los Estados miembros a «superar las desigualdades sanitarias existentes y, entre otras cosas, invertir en sistemas públicos de atención sanitaria sostenibles, dar prioridad a la dignidad y los derechos de los pacientes, y tratar a los profesionales sanitarios de acuerdo con los servicios esenciales que prestan».
Igualmente, ha lamentado que la campaña internacional de vacunación «no ha tenido éxito, a pesar de los loables intentos de algunos actores por promover la fabricación y distribución de vacunas y tratamientos». «La rivalidad internacional no hace más que agravar las desigualdades y los riesgos en materia de salud, por lo que los Estados miembros del Consejo de Europa deberían centrarse en fomentar asociaciones sanitarias integradoras», ha denunciado.
Por ello, ha pedido «un mayor apoyo a COVAX y a otras iniciativas encaminadas a la creación de mecanismos globales de distribución de riesgos sanitarios».
«No podemos permitirnos perder el impulso generado por la COVID-19 y sus repercusiones para crear una mayor conciencia de la centralidad de la salud para el ejercicio de los derechos humanos en todas partes. Debemos ampliar la solidaridad mundial para crear una resiliencia eficaz contra las amenazas sanitarias actuales y futuras», ha remachado.