Los Yankees de Nueva York han sido el club de Grandes Ligas más laureado. También la franquicia más valiosa y una novena por la que han pasado jugadores legendarios que han escrito grandes páginas en la historia del beisbol. La de 2009 fue su última gran temporada y ahora pasan por momentos de tono de gris.
Fernando Villalobos / fvillalobos@cronica.com.gt
Los Bombarderos del Bronx son el equipo de beisbol más conocido del planeta. Han ganado 27 títulos de Serie Mundial —la última en 2009—, pero ahora parecen haber perdido la magia bajo el mando de Joe Gerardi, y lucen inferiores en su división, muy lejos del liderato, pero también de llegar a luchar por el famoso comodín, que da vida para la postemporada.
Pero los Yankees no siempre se llamaron así ni fueron de la ciudad de Nueva York. En sus orígenes (1901) se les conocía como los Orioles de Baltimore y luego como New York Highlanders en su llegada a la ciudad de Nueva York, (1903), antes de adquirir el nombre actual (1913), cuando se mudaron a las zonas más bajas de la Gran Manzana.
Es entonces cuando también se les principia a conocer como los Bombarderos del Bronx y experimentan sus mejores décadas desde los treinta hasta el final de los cincuenta, donde consiguieron 15 anillos de campeonato. Ahora, los Yankees no son ni la sombra de aquellas novenas famosas, y este año están sumidos en el penúltimo lugar de la División Este de la Americana, a 7.5 juegos de diferencia de los Orioles, cuando se aproxima el final de la temporada.
Lo peor de todo es que nadie apuesta ya por una recuperación, y todo apunta a que con la plantilla actual no podrá siquiera aspirar al comodín, porque muchos clubes tienen mejor marca que estos depreciados bombarderos —onceavos en cuadrangulares, con apenas 102 a la fecha—.
La era Steinbrenner
George Steinbrenner, un multimillonario estadounidense, adquirió la propiedad del equipo junto a otros inversionistas en enero de 1973. En ese entonces, los Yankees atravesaban una de las peores rachas en su historia y se necesitaban grandes cambios.
El primero vino con una gran inversión. Steinbrenner decidió renovar la casa que Babe Ruth construyó. El Yankee Stadium estuvo listo para abrir sus puertas nuevamente para la temporada de 1976. Con esta catedral del beisbol, los éxitos estaban por volver al Bronx.
Además, el dinero de Steinbrenner trajo jugadores de la talla de Reggie Jackson, Turman Munson, Ron Guidry, Tommy John —entre otros—, dirigidos magistralmente por Billy Martin, un exjugador que los llevó al primer plano.
La magia apareció de nuevo y la gloria volvió con dos series mundiales, la de 1977 y 1978, nada menos que superando al rival de antes, los Dodgers de Los Ángeles. Sin embargo, luego volvieron ocho años de sequía, con apenas una ocasión en el Clásico de Otoño (1981), cuando los de Los Ángeles se cobraron la revancha.
Una vez más, The Boss, como llamaban a Steinbrenner, saca la chequera para hacer cambios. En 1995 el magnate contrata a Joe Torre como nuevo entrenador yankee, y un año después el Capitán América, Derek Jeter, jugó su primer temporada como titular, a pesar de su juventud. Tras 18 años de sequía, los Yankees estaban de vuelta para ganar más títulos, y el joven Jeter, novato del año (1996), empezaba a mostrar su carisma de gran estrella.
En la siguiente década, Jeter principió a romper récords y a ganarse el corazón de los aficionados, que lo nombraron como el soltero más codiciado de la ciudad. Además de convertirse en capitán del equipo, el shortstop ganó cinco Series Mundiales, cinco guantes de oro, es líder con 3,465 hits en la MLB (Major League Baseball), además de participar en 14 juegos de estrellas con su famoso número 2, que pronto será retirado.
Poco antes de su muerte, George Steinbrenner dejaría a los Yankees de Nueva York bajo el mando de su hijo Hal, quien tomó el control del equipo en 2008. Con un gran peso en sus hombros, Steinbrenner Jr. cometió su primer error nada más que al iniciar su aventura: No renovó a Joe Torre y llevó en su lugar a contrato a Joe Girardi. A ello hay que sumar que en contrataciones y movimiento de jugadores no se ha visto una definición clara, al extremo que las grandes figuras ahora son jugadores veteranos y algunos afectados por lesiones, como Alex rodríguez y Mark Texeira.
Ese año fue también el de la despedida del viejo Yankee Stadium, demolido para construir el nuevo estadio con el mismo nombre. En 2009 llegó el campeonato 27, con Jeter que volvía a su mejor nivel y un inspirado Hideki Matsui. Ha sido el último título ganado frente a los Filis de Filadelfia, cuatro juegos a dos.
A partir de entonces las cosas no han caminado bien para los Yankees y el propio Girardi, a quien se le critica por muchas de las decisiones que ha tomado.
Los más valiosos
Deportivamente las cosas no han caminado tan bien, pero en lo económico, la franquicia sigue siendo valiosa. Sus ingresos en el último año han superado los US$500 millones, muy por encima de los que han alcanzado otros clubes como los Dodgers —US$400 millones— o sus rivales los Medias Rojas, que reportan US$320 millones.
Además, la revista Forbes le ubica, por decimoctavo año consecutivo, como el club más valioso de la MLB, con un valor de US$3 mil 400 millones. El club de Boston es el segundo, valuado en US$2 mil 100 millones.
Definitivamente siguen siendo los reyes del beisbol en materia económica, pero han perdido un lugar en el podio de los clubes más valiosos entre todos los deportes. Este año, el título que una vez tuvieron los Yankees ha sido para los Dallas Cowboys (NFL), el popular futbol americano, que alcanzó un valor de más de US$4 mil millones.
Ese podio lo completan los dos gigantes del futbol español, el Real Madrid con un valor de US$3 mil 650 millones de dólares y el FC Barcelona con US$3 mil 550 millones, dejando a los Yankees en una cuarta posición.
Los Bombarderos del Bronx han demostrado siempre que tienen capacidad para volver de los malos momentos. Este año ya parece una misión imposible, pero la atención de Steinbrenner Jr. se centra ahora por un retorno impresionante el año próximo. Está por verse, porque la competencia es cada vez más feroz.
Es por todo esto que los Bombarderos del Bronx deben apuntar en alto y retomar la competitividad perdida de los últimos años e invertir el capital para seguir honorando su historia en las próximas temporadas, ya que esta se ve perdida.
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