El cine francés recompensó este viernes a Roman Polanski con el premio a la mejor dirección por su película «J’accuse», pese a las crecientes protestas de quienes rechazan que se siga aplaudiendo a un director acusado de violación.
Los premios César distinguieron como mejor película a «Los miserables», una radiografía de un popular suburbio parisino nominado al Óscar.
«J’accuse» («El oficial y el espía»), sobre el histórico caso Dreyfus, y «Los miserables» eran las grandes favoritas de este palmarés, con 12 nominaciones cada una.
Nada más anunciarse el galardón a Polanski, que decidió no asistir a la ceremonia, Adele Haenel, primera actriz francesa de renombre que denunció haber sido víctima de abuso sexual en la industria, abandonó la sala Pleyel de París donde se celebraba la ceremonia.
«¡Qué vergüenza!», dijo al salir, seguida por varios otros asistentes.
«Distinguir a Polanski es escupir en la cara de todas las víctimas. Equivale a decir: ‘no es tan grave violar a mujeres'», había declarado recientemente la intérprete en una entrevista con el New York Times.
Incidentes con la policía
La lluvia de nominaciones al director de «El pianista» levantó en armas a las asociaciones feministas.
Centenares de manifestantes se concentraron horas antes de la ceremonia en la sala Pleyel coreando eslóganes como «Encarcelen a Polanski».
Varias personas con bengalas de humo trataron de acercarse a la sala, protegida por policías y vallas metálicas. Los manifestantes que trataban de derribar las vallas fueron repelidos por los agentes.
Fuentes policiales indicaron que se detuvieron a dos miembros del colectivo Femen por «ultraje y rebelión».
Polanski, de 86 años, anunció el jueves que renunciaba a asistir a la ceremonia.
«Lamento tomar esta decisión, la de no afrontar un tribunal de opinión autoproclamado», dijo el director.
Su decisión fue secundada por el conjunto del equipo de la película, incluido su protagonista, el oscarizado actor Jean Dujardin.
El productor del filme Alain Goldman denunció el viernes la «escalada de declaraciones y de comportamientos inadecuados y violentos», apuntando en particular al ministro de Cultura, Franck Riester.
Riester estimó que sería una «mala señal para la toma de conciencia» sobre la violencia sexista que Polanski obtuviera el César al mejor director, aunque no vio inconveniente en que se llevara el de mejor película.
La polémica en torno a Polanski habría contribuido a la dimisión en bloque este mes de la directiva de la Academia de los César, acusada en paralelo de gestión obsoleta, opacidad y falta de paridad.
Un éxito en taquilla
«J’accuse» fue recompensada con el Gran Premio del Jurado de la Mostra de Venecia.
Más de 1,5 millones de personas vieron la película de Polanski en Francia, aunque su estreno estuvo marcado por un llamamiento al boicot al coincidir con nuevas acusaciones en su contra: una fotógrafa francesa, Valentine Monnier, aseguró que el director la violó en 1975.
Polanski se encuentra prófugo de la justicia de Estados Unidos, donde en 1977 fue acusado de haber violado a una menor.
Otras mujeres han asegurado haber sido víctimas de agresiones sexuales por su parte, acusaciones que el director niega.
Esta nueva polémica en torno al cineasta coincide con la condena esta semana al exmagnate de Hollywood Harvey Weinstein –hallado culpable de agresión sexual y violación–, escándalo que lanzó el movimiento global del #MeToo.
Sin César de honor
Previamente a la ceremonia, la Academia anunció una nueva presidenta en funciones, Margaret Menegoz, a la espera de una renovación del organismo.
La antigua directiva dimitió tras ser acusada por unas 400 personalidades del cine francés de «mal funcionamiento», «opacidad de las cuentas» y «cooptación».
Señal de este malestar reinante, los César no anunciaron este año ningún premio de honor. Según el diario Le Parisien, Brad Pitt habría aceptado en un primer momento esa distinción antes de echarse atrás.