El Banco Central Europeo (BCE) diseñó la primera prueba de resistencia climática para el conjunto de la economía con el objetivo de ayudar a las autoridades y a las entidades financieras a evaluar el impacto de los riesgos climáticos sobre las empresas y los bancos en los próximos treinta años, según ha indicado el vicepresidente de la institución, Luis de Guindos.
La prueba de resistencia climática del BCE, la primera de este tipo y cuyos resultados se conocerán a mediados de 2021, incluye aproximadamente cuatro millones de empresas de todo el mundo y más de 2.000 bancos, cubriendo así casi todas las entidades financieras monetarias de la zona del euro.
Guindos explicó que la evaluación del BCE examina la resiliencia de las empresas y los bancos a distintos escenarios que escenarios representan de forma plausible las condiciones climáticas futuras, pero también tienen en cuenta el impacto sobre las empresas de las medidas dirigidas a limitar el alcance del cambio climático, como los impuestos al carbono.
«Una mayor acción en materia de política climática puede aumentar el impacto de los riesgos de transición a corto plazo, pero al mismo tiempo reducir la incidencia de los riesgos físicos en décadas futuras. La prueba de resistencia climática diseñada por el BCE capta y mide esta posible relación de correspondencia utilizando un horizonte de treinta años en el que caben efectos de largo plazo», señaló.
Los riesgos relacionados con el cambio climático se dividen normalmente en dos grandes categorías. La primera es el riesgo físico, cuyo origen es el esperado aumento de la frecuencia y magnitud de las catástrofes causadas por fenómenos naturales, mientras que la segunda es el riesgo de transición derivado de una introducción tardía o precipitada de políticas climáticas para reducir las emisiones de CO2, que podrían afectar negativamente a determinados sectores intensivos en energía y carbono, como la minería, el cemento o el acero.
En su examen, la institución ha establecido un escenario ordenado, que contempla la implementación a tiempo y efectiva de políticas climáticas que logran limitar el calentamiento global, así como un escenario de ‘Tierra-invernadero’, que considera los efectos de no aplicar nuevas políticas climáticas y asociado con un aumento muy significativo del riesgo físico a medio y a largo plazo, además de un escenario desordenado, que examina el impacto de una implementación tardía y precipitada de políticas climáticas.
De este modo, el vicepresidente del BCE ha advertido de que los riesgos tanto físicos como de transición pueden perjudicar a la estabilidad financiera si los bancos u otras entidades financieras están expuestos a empresas insolventes a través de préstamos u otros activos.
«Las empresas más contaminantes, junto con las de las regiones que son más vulnerables al riesgo físico, podrían estar expuestas a hasta cuatro veces más riesgo climático que la empresa promedio durante los próximos 30 años», subrayó..
Asimismo, el exministro español de Economía y Competitividad ha apuntado que los resultados preliminares del examen indican que en caso de no producirse la transición, la vulnerabilidad de las empresas ubicadas en áreas geográficas particularmente expuestas a peligros físicos aumentaría sustancialmente.
De hecho, ha advertido de que el cambio climático amplifica los riesgos para la actividad económica y la alteración potencial podría volverse extrema en algunas áreas geográficas, especialmente si no se introducen más políticas para reducir las emisiones de carbono.