El club tiene previsto un plan para mejorar el rendimiento del crack con el Barça… y con su selección.
178 partidos en tres años. Casi 60 partidos por temporada. En las tres últimas ha disputado 57, 61 y 60 partidos respectivamente. Es el balance de Leo Messi en las tres últimas temporadas. Se entiende que el crack argentino llegue fundido a los finales de cada temporada. El problema, de cualquier forma, tiene solución y Luis Enrique ya se la dejó entrever al jugador al final de la última temporada: «el próximo año jugarás menos para que puedas llegar mejor a los partidos decisivos».
Messi es de esos jugadores que lo quieren jugar todo. De hecho su divorcio con Luis Enrique a los cuatro meses de llegar éste al Barça se produjo precisamente porque le dejó en el banquillo de Anoeta después de regresar de Argentina, con la que había disputado un partido internacional. Desde entonces Messi lo ha jugado todo y no ha sido sustituido.
La situación va en contra de los principios fundamentales de Luis Enrique, un técnico que concede un valor superlativo a la preparación física. Es evidente que el rendimiento de Messi ha ido de más a menos en las últimas temporadas a medida que avanzaba la competición y Luis Enrique quiere acabar con ese agotamiento final. Le ha explicado al jugador que a sus 29 años tiene que aprender a dosificarse para alargar al máximo su carrera deportiva y ha pactado con él que debe olvidarse de batir récords goleadores, renunciar a jugar partidos intrascendentes y aceptar la sustitución cuando el Barcelona tenga la victoria garantizada. También le ha hecho ver que su rendimiento en la selección argentina en los finales de temporada se verá mejorado si acepta el plan de dosificación previsto para él.
Aunque Messi todavía no se ha ratificado ni ha revocado su decisión de no jugar con la selección argentina, nadie duda que estará en el Mundial de Rusia. Y Luis Enrique quiere ayudarle a llegar a esa cita crítica en las mejores condiciones posibles.