Apenas está la mitad del plantel, con el resto de jugadores todavía en confinamiento, pero un modesto club de fútbol de Wuhan, el punto de origen de la pandemia del nuevo coronavirus, está empezando a preparar su regreso a la normalidad.
Catorce de ellos están entrenándose en la isla china de Hainan, a 1,500 kilómetros de Wuhan, la ciudad en la que permanecen diez jugadores, todavía con medidas restrictivas, en plena ‘zona cero’ de la enfermedad.
El Wuhan Three Towns FC, que milita en la tercera división del fútbol chino y que suele reunir en sus gradas a entre 2,000 y 4,000 personas, se preparaba para afrontar una prometedora nueva temporada cuando estalló la crisis del coronavirus.
«Hemos estado aislados en casa al menos dos meses», explicó por teléfono a la AFP Yu Chen, un entrenador adjunto, desde Wuhan, la ciudad de 11 millones de habitantes donde surgió la enfermedad en diciembre.
Ante la sucesión de infecciones y fallecimientos, las autoridades chinas decretaron que Wuhan y su provincia (Hubei) quedaran en estricto confinamiento en enero, con una estimación de 56 millones de personas con la orden de permanecer en casa.
El inicio de la temporada de fútbol en China fue pospuesto indefinidamente.
«Antes, cuando la epidemia era seria, tenía mucho miedo», admite Yu, de 32 años.
«En ese momento sentía que mucha gente en Hubei estaba bastante asustada, también mis amigos. Estábamos preocupados por la salud de nuestras familias y no sabíamos si iban a infectarse o cómo», apuntó.
Mientras el coronavirus se propaga rápidamente en otras partes del mundo, especialmente en Europa, China parece haber dejado lo peor atrás y comienza a pensar en el final de esta crisis sanitaria.
El viernes, China informó que no se habían producido nuevos casos de contagio en su territorio por segundo día consecutivo, lo que hace pensar en que sus estrictas medidas han surtido efecto en el freno de la circulación del coronavirus.
La batalla del gobierno chino parece centrarse ahora en evitar una segunda oleada de infecciones originada por casos importados, de personas procedentes de otros lugares.
Ningún jugador o miembro del cuerpo técnico del Three Towns se infectó por el coronavirus, que ha provocado casi 3,300 muertes en China, la mayor parte de ellas en la provincia de Hubei.
Ningún integrante del club ha perdido a seres queridos en esta crisis.
«Eso es una bendición en mitad de una desgracia», respira aliviado Yu.
Algunos jugadores han sufrido desgaste psicológico por haber tenido que estar confinados en sus domicilios durante semanas, añadió.
Los diez jugadores que están en Wuhan, todavía confinados, intentan mantener la forma haciendo ejercicios básicos en casa durante una hora al día, cinco días a la semana.
El resto del plantel puede ejercitarse con más normalidad en Hainan.
«Por ahora, el equipo está separado y no hay un entrenamiento centralizado, lo que supone la mayor dificultad», explicó Yu.
Cuestión de honor
El Wuhan Zall, de la Super Liga China (CSL), también se ha visto afectado evidentemente por el obligatorio parón debido al nuevo coronavirus.
Sus integrantes regresaron a China esta semana después de haber estado en España desde finales de enero.
Sin poder entrar en Wuhan, el equipo permanece en Shenzhen, donde se encuentra en cuarentena.
El Wuhan Zall ha tenido al menos la suerte de que sus jugadores han podido entrenar juntos para la nueva temporada.
Yu explicó que los jugadores del Three Towns están deseando poder reunirse de nuevo.
El entrenador del Three Town es español, Albert García, y está en Hainan, aunque se encuentra en cuarentena. Los planes son que cuando sea posible, el resto de jugadores pueda unirse al entrenamiento colectivo.
«La provincia de Hubei y la ciudad de Wuhan están regresando lentamente al trabajo. Y el trabajo para un club es estar pronto de vuelta al campo», explica Yu.
«Nuestro equipo representará a la ciudad de Wuhan en el campo y nuestros jugadores lo harán con responsabilidad y honor», sentencia.