Foto: Donald Trump y Xi Jinping
Estados Unidos y China intentan activamente relanzar las negociaciones para poner fin a la guerra comercial que los opone, aseguró este domingo el principal asesor económico de Donald Trump.
«Si las negociaciones se reabren de manera sustancial, haremos venir a los funcionarios chinos a Washington para una reunión de jefes negociadores con el fin de continuar las discusiones», dijo Larry Kudlow en el programa televisivo Fox News Sunday.
Según Kudlow, son los altos funcionarios de ambas partes los que deben conversar vía telefónica «la semana próxima o los diez días próximos».
Las declaraciones del asesor de la Casa Blanca dejan no obstante dudas sobre la llegada de una delegación china a Washington en el correr de septiembre, en respuesta a una visita a Shanghái del representante comercial Robert Lighthizer y del secretario del Tesoro Steven Mnuchin.
Kudlow subrayó sin embargo que la conversación telefónica que mantuvieron a mediados de agosto a raíz de la reunión de Shangái Lighthizer y Mnuchin con los negociadores chinos Liu He y Zhong Shan «fue mucho más positiva que lo que indicaron los medios» de comunicación.
El asesor de la Casa Blanca no dejó además de insistir con un mensaje positivo sobre el crecimiento estadounidense: «No tengamos miedo de ser optimistas».
Regalo de Navidad
Las negociaciones entre Pekín y Washington comenzaron en enero y parecían estar llegando a buen puerto, pero a mediados de la primavera boreal Trump les puso fin abruptamente, al estimar que China estaba dando marcha atrás con algunos compromisos que había asumido.
En junio, Trump y su par chino Xi Jinping se reunieron en Japón al margen de la cumbre del G7, pero poco después el presidente estadounidense anunció la imposición a partir de septiembre de 10% de aranceles punitivos sobre los 300.000 millones de dólares de productos chinos que habían escapado hasta entonces a las retorsiones comerciales.
Finalmente, Trump anunció la postergación de esas tasas arancelarias sobre una amplia gama de productos chinos de gran consumo para el 15 de diciembre, con el fin de no perjudicar a los estadounidenses en las fechas previas a las fiestas de fin de año.
Este gesto fue percibido como una concesión a China, pero también como una semiconfesión de que los aranceles punitivos podrían tener un impacto negativo sobre la propia economía estadounidense.
Trump decidió la postergación tras reunirse con varios empresarios que le explicaron que sus contratos estaban fijados en dólares y que la imposición de aranceles suplementarios sobre los productos chinos que importan antes de las fiestas de fin de año tendría un efecto devastador, explicó el principal asesor del mandatario en materia comercial, Peter Navarro, en la cadena ABC.
Esos empresarios explicaron al presidente, señaló el asesor, que estaban «deslocalizando toda su producción fuera de China».
Sin embargo, Navarro dijo también que no había contradicción en la actitud de las autoridades estadounidenses, que por un lado afirman que el costo de las tarifas aduaneras lo pagarán los chinos y por otro deciden postergar la entrada en vigor de esas tarifas para no perjudicar a los consumidores locales.
«No hay prueba alguna de que el consumidor estadounidense tenga que soportar las consecuencias», dijo en CNN, contradiciendo lo afirmado por varios estudios recientes, entre ellos uno del FMI, otro del banco central regional de Boston y un tercero de la Universidad de Harvard.
«Sabemos que los chinos bajan los precios, bajan el valor del yuan y estamos asistiendo a una verdadera hemorragia de su base manufacturera» fuera del país, insistió Navarro.