Estados Unidos y China discutirán el sábado la primera fase del acuerdo comercial firmada este año antes de que la pandemia de coronavirus golpeara a la economía global y empeorara las relaciones entre las dos potencias.
El acuerdo de enero entre Washington y Pekín representó una tregua momentánea en una guerra comercial de meses de duración y obligó a Pekín a importar 200,000 millones de dólares adicionales en productos estadounidenses durante dos años, desde automóviles hasta maquinaria, pasando por petróleo y productos agrícolas.
Pero las compras de esos bienes han quedado rezagadas, mientras el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, intensifica su retórica contra China antes de las elecciones de noviembre en las que busca un segundo mandato. Eso plantea dudas sobre el destino del acuerdo y el avance a una segunda fase de la tregua.
«El resultado de la conversación comercial indicará si ambas partes están dispuestas a continuar con el acuerdo, lo que indicará si la relación se deteriorará aún más«, dijo Iris Pang, economista en jefe para China en el gigante de servicios financieros ING.
Ni el gobierno de Estados Unidos ni el chino confirmaron las conversaciones a la AFP, pero el acuerdo exige reuniones cada seis meses después de su entrada en vigencia, fecha que se cumple el sábado.
Incluso con los ánimos exacerbados y ambos países padeciendo el impacto de la pandemia de ocornavirus, que provocó una contracción histórica en el crecimiento y el comercio mundial, los analistas no esperan que las conversaciones produzcan cambios importantes en el acuerdo.
Y si algo sucede, Washington sería el catalizador. «Hasta ahora, China ha sido relativamente pasiva y Estados Unidos ha sido relativamente proactivo», dijo Raymond Yeung, economista jefe para China en el banco ANZ.
«En mi opinión, no debería haber muchos cambios promovidos por China en términos de comercio, cooperación o apertura de mercado; la clave sigue estando todavía del lado de Estados Unidos«, señaló.
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Compras demoradas
La firma del acuerdo se ha visto ensombrecida en los últimos meses, ya que Washington y Pekín han intercambiado acusaciones sobre quién tiene la culpa del coronavirus, que surgió por primera vez en China.
También han agravado la relación las tensiones por el control de China sobre Hong Kong, a lo que Washington ha respondido con sanciones, y una prohibición contra los gigantes chinos de internet TikTok y WeChat de operar en Estados Unidos.
El representante comercial de Estados Unidos (USTR), Robert Lighthizer, dijo en junio que China cumpliría sus compromisos mientras Washington contemplaba un segundo acuerdo, pero ese mismo mes un integrante del Consejo de Estado chino dijo que la pandemia había tenido un «impacto» en el acuerdo y que las relaciones entre ambos países son «muy insatisfactorias».
Consultado el viernes sobre las próximas conversaciones, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino Zhao Lijian, dijo que las dos partes «necesitan trabajar juntas para fortalecer la cooperación y superar las dificultades».
«China espera que la parte estadounidense detenga sus medidas restrictivas y prácticas discriminatorias contra las empresas chinas y cree las condiciones para la implementación de la fase uno del acuerdo económico y comercial«, señaló.
El Instituto Peterson de Economía Internacional con sede en Estados Unidos dijo quelas compras agrícolas chinas a Estados Unidos se ubicaban a fines de junio muy lejos del nivel esperado para esta altura del año, alcanzando apenas el 39% de su objetivo semestral, según cifras estadounidenses, y el 48%, según estimaciones chinas.
Pekín «se está rezagando, pero parece que China todavía quiere comprometerse, a pesar de la escalada de las tensiones» con Estados Unidos, dijo Tommy Xie, jefe de investigación sobre China en OCBC Bank.
Bert Hofman, director del Instituto de Asia Oriental en Singapur, cree que las compras agrícolas chinas pueden mejorar más adelante en el año, pero que tendrá dificultades para alcanzar los objetivos de los productos energéticos, dados los bajos precios globales.
Aunque los términos del acuerdo permitirían a ambas partes modificar los objetivos en respuesta a un desastre como la pandemia, dijo que eso podría pasarse por alto por cuestiones políticas.
«Será políticamente difícil cambiar el acuerdo en el período previo a una elección en la que el presidente Trump ha hecho de la contención de China un punto clave en su campaña», dijo Hofman.
«En lugar de modificar el acuerdo, es posible que prefiera cancelarlo«, analizó.