El Departamento de Estado ha incluido de nuevo a Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo, con lo que el presidente saliente, Donald Trump, da marcha atrás a la decisión tomada en 2015 por su antecesor en el cargo, Barack Obama.
«La Administración Trump se ha concentrado desde el principio en denegar al régimen de los Castro los recursos que utiliza para oprimir a su propio pueblo y en contrarrestar su maliciosa interferencia en Venezuela y el resto del Hemisferio Occidental», ha explicado el secretario de Estado, Mike Pompeo, en una comparecencia pública.
«Con esta acción, una vez más haremos que el Gobierno de Cuba rinda cuentas y le enviamos un mensaje muy claro: el régimen de los Castro debe poner fin a su apoyo al terrorismo internacional y la subversión de la justicia de Estados Unidos», ha añadido.
- Cuba se suma así a una lista en la que están Siria, Irán o Corea del Norte
- e impone nuevas sanciones como las restricciones a las ayudas estadounidenses o la prohibición de la venta de material de defensa.
Asesinos
En su intervención, Pompeo ha acusado a Cuba de acoger a «asesinos, fabricantes de bombas y secuestradores» y como ejemplo ha mencionado el asilo concedido por La Habana a Assata Shakur, miembro del Ejército Negro de Liberación (BLA, por sus siglas en inglés) buscada por el asesinato de un militar estadounidense en 1973.
Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos se rompieron en 1959 tras el triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro, a la que Washington respondió con un duro bloqueo. Sin embargo, se habían restablecido en cierta medida durante la Administración de Barack Obama.
Bajo el mandato de Trump se han endurecido las restricciones y se han impuesto nuevas sanciones a las que hasta entonces no habían recurrido, bajo el argumento de estar presionando al Gobierno de Cuba para que ponga fin a violaciones contra los Derechos Humanos que se estarían cometiendo.