Estados Unidos ordenó el miércoles suspender los vuelos desde y hacia su territorio de aerolíneas chinas, luego de que Pekín no permitiera a compañías estadounidenses reanudar sus servicios a China.
«Aerolíneas estadounidenses pidieron reiniciar el servicio de pasajeros desde el 1 de junio. La negativa del gobierno de China a aprobar esas solicitudes es una violación de nuestro Acuerdo de Transporte Aéreo», dijo el Departamento estadounidense de Transporte en una nota.
La suspensión se aplicará desde el 16 de junio pero podría comenzar a regir antes si el presidente Donald Trump lo ordena.
La interdicción afectará a siete compañías chinas, entre ellas gigantes como Air China y China Eastern Airlines, aunque excluye los aviones de carga.
Las aerolíneas estadounidenses redujeron o suspendieron abruptamente sus servicios a China debido a la pandemia de covid-19. Pero United y Delta presentaron a comienzos de mayo solicitudes para reanudar vuelos y no recibieron el permiso de la Autoridad de aviación Civil de China (CAAC), dijo el Departamento de Transporte.
Pekín autorizó, sin embargo, en marzo a las aerolíneas locales a operar un vuelo por semana desde y hacia un país extranjero, un límite impuesto para contener la propagación del virus.
¿A la espera de un gesto de Pekín?
Cuatro compañías aéreas chinas realizan actualmente vuelos entre Estados Unidos y su país, frente a ninguno para las estadounidenses, según el Departamento de Estado, que asegura que algunas aerolíneas chinas utilizan vuelos chárter para sortear el limite de un vuelo por semana para incrementar su ventaja competitiva.
Las aerolíneas estadounidenses celebraron la decisión del gobierno. Airlines for America, el principal grupo de presión del sector, considera que es una buena forma de garantizar la «equidad» y una sana competencia.
«Esperamos que este procedimiento prolongue los derechos de las aerolíneas estadounidenses según el acuerdo sobre el transporte aéreo entre Estados Unidos y China», escribió por correo electrónico Katherine Estep, una portavoz de ese grupo.
«Estaremos encantados de retomar el servicio entre Estados Unidos y China cuando el entorno normativo nos lo permita», dijo por su parte United, mientras que Delta celebró las medidas destinadas a hacer respetar los derechos de las aerolíneas «y garantizar la equidad».
Washington se dijo el miércoles dispuesto a anular su decisión si Pekín hace gestos en favor de las empresas estadounidenses. Si China ajusta su política, el gobierno está «totalmente» preparado para «reexaminar la decisión».
«Nuestra meta fundamental no es perpetuar esta situación, sino un mejor ambiente en el que aerolíneas de los dos países puedan ejercer completamente sus derechos bilaterales», dijo del Departamento de Transporte.
A comienzos de enero y antes de la pandemia, compañías aéreas chinas y estadounidenses realizaban unos 325 vuelos semanales entre ambos países.
Las relaciones sino-estadounidenses se envenenaron en las últimas semanas con la multiplicación de desacuerdos, entre ellos el tema de Hong Kong.
China quiere imponer al territorio semiautónomo una ley de seguridad que ha provocado generalizadas protestas internacionales.
El proyecto de ley aprobado por el parlamento chino, pero que todavía no está definitivamente adoptado, prevé castigar las actividades separatistas, «terroristas», subversivas y la injerencia extranjera en Hong Kong.
Washington considera que el territorio pierde la autonomía que Pekín prometió concederle, y comenzó a revisar el estatuto preferencial que había pactado con esa importante plaza financiera que hasta 1997 fue una colonia británica.