Estados Unidos anunció el lunes que lanzará a principios de 2020 un plan de desarrollo para Guatemala, Honduras y El Salvador, con los que acaba de sellar acuerdos bilaterales destinados a frenar una ola migratoria hacia el norte desatada el año pasado.
El proyecto se inscribe en la política del presidente Donald Trump de «tolerancia cero» en la frontera de México ante la llegada de miles de inmigrantes indocumentados, en su mayoría familias de Centroamérica buscando asilo.
El asesor de seguridad nacional de Trump encargado de América Latina, Mauricio Claver-Carone, dijo a periodistas que Washington se propone promover «prosperidad» en la región tras firmar Acuerdos de Cooperación de Asilo con esos tres países que, dijo, buscan impedir que los pedidos de refugio en Estados Unidos enmascaren una migración por razones económicas.
Washington firmó convenios con Guatemala (el 26 de julio), El Salvador (el 21 de septiembre), y Honduras (el 26 de septiembre), para subsanar lo que denominó «agujeros legales» en la política de asilo estadounidense que fueron «explotados» por los traficantes de personas.
Claver-Carone dijo que el proyecto de desarrollo en marcha, que tildó de «histórico», será «solamente» para los países que firmaron esos acuerdos de cooperación con Estados Unidos.
«Queremos terminarlo este año para lanzarlo a principios del año que viene», agregó en conferencia de prensa telefónica al detallar el plan, que describió como un esfuerzo no sólo de Estados Unidos, sino de otros países y que también incluirá a instituciones financieras internacionales.
«Dependencia de las remesas»
El antecesor de Trump, Barack Obama, impulsó en su segundo mandato la llamada Alianza para la Prosperidad, que suponía ayudas económicas en buena medida canalizadas a través de ONGs, pero según Claver-Carone eso fue un «parche a corto plazo» que «francamente trajo poco de alianza y menos de prosperidad».
Estados Unidos quiere «crear un verdadero crecimiento económico para estos países», dijo, destacando que la relación será bilateral y no en conjunto como lo era hasta ahora con el denominado Triángulo del Norte conformado por Guatemala, El Salvador y Honduras.
El asesor presidencial también cuestionó la dependencia de estos tres países del dinero que los ciudadanos que emigraron envían a casa, motor fundamental de sus economías.
«Esos países viven en el ciclo de dependencia de las remesas, lo cual les quita el incentivo de crecimiento económico, porque simplemente están (…) en una vagancia económica que se ha mantenido al depender de las remesas», dijo.
Las remesas representaban en 2017 el 19,5% del PIB en Honduras, 18,3% en El Salvador y 11,5% en Guatemala, según datos recopilados por el centro de reflexión Diálogo Interamericano.
«Queremos que los ciudadanos de esos países trabajen productivamente para que sus países de origen tengan un futuro prometedor porque es en nuestro interés que esos países ofrezcan a sus ciudadanos las oportunidades de florecer», dijo Claver-Carone.
Estados Unidos, que registró a partir de octubre pasado un crecimiento de migrantes indocumentados en su frontera sur, documentó un récord de 144.000 detenidos en mayo, un pico en 13 años. Desde entonces la cifra ha ido disminuyendo.
Los pactos firmados por la administración Trump, cuestionados por organizaciones de derechos humanos por considerar que esos países centroamericanos no cuentan con la infraestructura necesaria para dar refugio, no fueron detallados completamente por las autoridades.
Pero según la Casa Blanca ya se trabaja en la implementación de lo acordado.