Estados Unidos anunció ese viernes que incluyó en su lista negra de sanciones a la aerolínea estatal venezolana Conviasa, una agudización de la presión de Washington contra el gobierno de Nicolás Maduro, en un momento en que desde Caracas el canciller ruso, Serguéi Lavrov, criticó lo que llamó «restricciones ilegales».
Las nuevas sanciones bloquean cualquier transacción de la aerolínea con personas en Estados Unidos.
Con estas sanciones, los estadounidenses quedan advertidos de que «no pueden entrar en transacciones con esta aerolínea o con estas naves, incluyendo para chárteres», dijo el jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Mike Pompeo.
El secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo que el gobierno de Maduro «depende de la aerolínea estatal Conviasa para trasladar a funcionarios del régimen corrupto por el mundo para impulsar sus esfuerzos antidemocráticos».
La trayectoria de Conviasa ha transcurrido paralela al colapso que vive la economía de Venezuela. En 2012 la Unión Europea prohibió que viajara a los países del bloque por motivos de seguridad y en 2017 tuvo una suspensión parcial de sus servicios internacionales por falta de divisas para comprar seguros.
La aerolínea sirve al mercado interno pero también tiene 10 vuelos internacionales incluyendo destinos en Bolivia, Ecuador, México, Panamá y República Dominicana.
Pero el Tesoro indicó que «esta acción no afecta la capacidad de viajar del pueblo de Venezuela, ya que pueden seguir haciéndolo en varias otras operadores que no están sometidas a sanciones de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC)».
Aunque Venezuela ha sufrido desde 2013 un masivo éxodo de aerolíneas por las deudas estatales de varios de miles de millones de dólares, desde Caracas vuelan todavía Copa, Air France, Air Europa, Tap, Iberia, Turkish Airlines, entre otras compañías aéreas.
El Tesoro señaló que el gobierno de Maduro ha usado los aviones de Conviasa para «promover su propia agenda política» usándolos para trasladar a funcionarios hacia países como Corea del Norte, Cuba e Irán.
Estados Unidos no reconoce el gobierno de Maduro por las irregularidades en las elecciones de 2018 y considera como presidente interino al líder del Parlamento, Juan Guaidó.
Un año después de que Guaidó se proclamó presidente interino, Maduro sigue en el poder con el apoyo de China y de Rusia, sus principales acreedores.
«Esta acción aumenta la presión para que Maduro negocie de forma seria y abra una vía para salir de la crisis mediante un gobierno de transición que lleve a elecciones presidenciales libres y justas», indicó el Departamento de Estado.
En la lista de sanciones anunciadas el viernes están señalados siete Boeing B737 de gran tamaño, entre una treintena de aeronaves.
Rusia denuncia las sanciones
El canciller ruso condenó este viernes desde Caracas las sanciones estadounidenses contra Venezuela, que abarcan desde sanciones a altos cargos del gobierno a un embargo de facto de las exportaciones de crudo venezolano.
Tras reunirse con su homólogo venezolano, Jorge Arreaza, y con la vicepresidenta Delcy Rodríguez en el ministerio de Relaciones Exteriores, Lavrov dijo que «estas restricciones son ilegales y constituyen la principal razón» de la retracción de la economía de Venezuela.
Para Lavrov, el objetivo de las sanciones es generar un «levantamiento» y denunció que el bloqueo de transferencias bancarias «afectó tratamientos de cáncer».
El canciller ruso también prometió ayudar a mejorar la capacidad de defensa de Venezuela frente a «amenazas» externas.
La visita de Lavrov, quien previamente estuvo en Cuba y México, se produce luego de que el miércoles el presidente estadounidense, Donald Trump, recibiera en la Casa Blanca a Guaidó.
Esta semana un alto funcionario del gobierno estadounidense expresó «preocupación» por el rol de la petrolera rusa Rosneft en Venezuela.
Este viernes, Elliott Abrams, encargado de Venezuela en el Departamento de Estado dijo a los periodistas que están «estudiando» el rol de Rosneft en Venezuela y que van a tener más noticias «en las próximas semanas».