Tiene la torre más alta del mundo, centros comerciales impresionantes e islas artificiales, pero la prosperidad de Dubái no es sinónimo de crecimiento económico y por ello sus autoridades se esfuerzan en renovar las oportunidades de negocio y atraer inversiones extranjeras.
Dubái, con la economía más diversificada de la región, registró una tasa de crecimiento del 1.94% en 2018, es decir, la mitad de la de 2017 y poco más que en 2010 (1.9%), cuando el Emirato emergió de una recesión causada por la crisis financiera de 2008 y su propio problema de deuda.
El sector inmobiliario, así como el turismo y el comercio, están disminuyendo. Se han congelado muchos proyectos importantes, incluido el del aeropuerto de Al Maktoum, que se espera sea el más grande del mundo.
En 2018, las transacciones inmobiliarias disminuyeron en 21.5% a 60,000 millones de dólares y el número de turistas se estancó en unos 16 millones.
El crecimiento de Dubái fue modesto debido al debilitamiento del mercado inmobiliario y al estancamiento del consumo», estima M.R. Raghu, analista del banco de inversiones Kuwait Financial Centre (Markaz).
Medidas de incentivo
«El crecimiento continúa. Ciertamente, no se llega al 4.5% -la media entre 2012 y 2016-, pero es bastante bueno dada la situación mundial», explica el AFP Raed Safadi, consejero en jefe de Dubai Economy, agencia gubernamental encargada del desarrollo.
Optimista, prevé una tasa de crecimiento del 2.1 % en 2019 y un robusto 3.8 % el año siguiente gracias a los efectos secundarios de la exposición universal organizada en Dubái en 2020, que debería aportar, según él, 35,000 millones de dólares a la economía de aquí a 2030.
Para Capital Economie, oficina de análisis con sede en Londres, Dubái es sensible a las tensiones comerciales mundiales, a la desaceleración regional y a la recesión en Irán como consecuencia de las sanciones estadounidenses. «Todo esto afectará a los sectores clave de logística, turismo y industria manufacturera», predice James Swanston, economista en este organismo.
El Emirato ha adoptado una serie de incentivos para preservar su posición de polo económico, concediendo residencia permanente a grandes inversores y permitiendo a los extranjeros beneficiar de la plena propiedad de sus empresas, incluso fuera de las zonas francas.
Las autoridades ofrecen largos permisos de residencia a los inversores extranjeros, los científicos y los estudiantes. También redujeron los gastos de cientos de servicios, congelaron los derechos de matrícula y establecieron un comité para reequilibrar el mercado inmobiliario.
Con 3.3 millones de habitantes, de los cuales más del 90% son extranjeros, Dubái obtiene el 70% de sus ingresos de los impuestos sobre diferentes transacciones, alrededor del 24% de los impuestos y beneficios de las empresas públicas y sólo el 6% del petróleo.
Deuda pública
«La desaceleración económica no es nueva (…) Pero algunos medios de comunicación insisten en diferentes problemas para mostrar que Dubái está en dificultades», afirma al AFP Fahad al Gergawi, director general de Dubai Foreign Direct Investment, organismo público. «Hemos atravesado ciclos económicos similares en el pasado», añade.
Según Gergawi, Dubái fue una de las diez principales ciudades del mundo que atrajo nuevas inversiones en los últimos cinco años y una de las tres primeras que atrajo inversiones directas durante el mismo período.
El gobierno reveló el domingo que en el primer semestre de 2019 el Emirato atrajo 12.700 millones de dólares en inversiones directas, un 135% más que en el mismo periodo el año pasado.