Mendoza, Argentina | AFP |
Dos curas y un jardinero comparecieron este lunes como acusados en la primera jornada del juicio por abuso sexual de una veintena de niños sordos en el Instituto Próvolo de Mendoza, un caso que sacude a la Iglesia católica argentina.
Los curas Nicola Corradi (italiano, de 83 años –foto superior–), Horacio Corbacho (argentino, de 59) y el jardinero Armando Gómez (49) enfrentan cargos de abuso sexual, corrupción de menores y malos tratos por lo que pueden ser condenados a penas de hasta 50 años de prisión.
Los tres se encuentran en detención preventiva.
A las puertas del tribunal, un grupo de jóvenes del instituto se manifestaron con pancartas con la leyenda «Apoyo a sobrevivientes del Próvolo» y «¡No olvidamos!», acompañados por familiares y otras personas que mostraron su solidaridad.
Las víctimas consideraron como «histórico» el proceso, en un comunicado que fue leído públicamente al comenzar la jornada. «Esperamos una condena ejemplar», afirmaron.
El juicio, a puertas cerradas, abordará 43 hechos con testimonios de 13 víctimas, algunas de las cuales sufrieron abusos entre los 4 y los 17 años de edad, en un proceso que se estima se extenderá por casi dos meses.
El Instituto Próvolo, ubicado en Mendoza, 1.000 km al oeste de Buenos Aires, fue cerrado en 2016 después de que estallaron las primeras denuncias en la justicia por abusos cometidos desde 2004.
Por las aulas de este internado gratuito para niños sordos e hipoacúsicos pasaron cientos de alumnos, muchos de ellos provenientes de familias de bajos recursos que regresaban a sus casas solo durante los fines de semana.
– «Caso emblemático» –
«Empezamos el 26 de noviembre de 2016, con la denuncia de una primera víctima», relató a las puertas del tribunal el abogado de la querella Sergio Salinas.
Tras esa primera denuncia «fue difícil encontrar quiénes eran sus compañeros» que también habían sido abusados.
El del Próvolo «es un caso emblemático en el que la comunidad sorda poco a poco pudo desenmascarar» a los abusadores, dijo Salinas.
Las declaraciones a través de lengua de señas «implicaron una dificultad probatoria muy grande», agregó.
Los tres imputados en este juicio se suman a otros dos que ya fueron procesados anteriormente, uno de ellos condenado a diez años de cárcel y el otro declarado inimputable por ser discapacitado y por haber sufrido él mismo abusos sexuales desde muy temprana edad.
El condenado fue el exmonaguillo José Bordón, actualmente de 50 años de edad, quien se declaró culpable de abusos sexuales a cinco víctimas y fue sentenciado a 10 años de cárcel en un juicio abreviado el año pasado.
En el caso hay otros catorce imputados repartidos en dos causas que aún no han comenzado.
Para Salinas este juicio representa un camino que recién comienza porque «hay muchas víctimas que lo son, pero no sabemos la autoría». Por eso la querella ha reclamado a la Iglesia católica fotografías de los religiosos asignados en el Próvolo, pero el material aún no ha sido entregado.
«La Iglesia católica no nos ayuda y ha sido denunciada penalmente por no dar pruebas», remarcó el abogado.
Después de este juicio, la querella impulsará las denuncias contra lo que considera «la línea de los omitientes» entre los que se encuentra la monja japonesa Kumiko Kosaka (42 años) por considerarla partícipe necesaria y encubridora.
– Las denuncias –
En 2016 dos testigos protegidos corrieron el velo del horror por el que pasaron decenas de niños cuyo desconocimiento de la lengua de señas facilitaba la impunidad de sus abusadores.
Desde entonces más víctimas, hoy adolescentes, se presentaron para testificar y señalaron al cura Corradi como uno de los abusadores.
Corradi llegó a Argentina, país del papa Francisco, en 1970 proveniente del Próvolo de Verona (Italia) y se hizo cargo de la institución, primero en La Plata y luego, en 1998, en Mendoza, donde lo detuvieron preventivamente el 26 de noviembre de 2016.
Otras denuncias por abuso en el Próvolo de La Plata (60 km al sur de Buenos Aires) están bajo investigación para un futuro juicio.
sa/nn/ll